El caso de la piloto Ximena García, al momento de escribir esta columna aún empleada de Interjet y sus amenazas en redes sociales, es sumamente preocupante.

Si, se trata de un tema relacionado con los discursos de odio de la derecha en redes sociales, pero esto también va más allá. Un odio tan vasto como para que una persona desee que explote una bomba en el Zócalo durante el Grito de Independencia, nos habla de un rencor y resentimiento de origen profundo, de raíz estructural.

Para “whitexicans” como Ximena García y algunos otros (mismos que, por cierto, son exhibidos con regularidad por la cuenta @LosWhitexicans en Twitter), la gente con un poder adquisitivo menor que ellos, o con un aspecto físico diferente a su ideal europeizado y colonizante, es poco menos que humana. Son alimañas, a la que hay que exterminar, para que no contaminen sus "espacios seguros" y sus burbujas aspiracionales.

Por eso no deja de ser preocupante que una persona que maneja lo que es, para todo propósito, un arma de destrucción masiva que surca los cielos del país, haga esta clase de llamados a la violencia en redes sociales.

Existen antecedentes como el del piloto Andreas Lubitz, señalado por causar a la fuerza el accidente del vuelo 9525 de Germanwings apenas en el año 2014.

Sinceramente, me gustaría que no se tuviera que llegar al extremo de un despido y de que una persona pierda su trabajo por un comentario de este tipo. Desgraciadamente, una empresa como Interjet no se puede dar el lujo de tener a una persona peligrosa y agresiva, envenenada con un discurso de odio como “Xime”, y su otra compañera que también hizo apología del exterminio de mexicanos, en sus filas.