En días recientes la Secretaría de Educación Pública (SEP) dio a conocer el documento denominado “Estrategia Nacional de Atención a la Primera Infancia” (ENAPI) (1) como parte del Acuerdo Educativo Nacional. Sin duda, es una pieza clave de las políticas públicas que caracterizan a la actual administración federal 2018-2024, y del autodenominado “régimen de la 4T”.

Tomo como referencias a algunos fragmentos del mencionado documento: “Una visión de atención integral que ubica a la educación como condición necesaria para el bienestar de las personas fue la motivación principal de la abrogación de la mal llamada reforma educativa de 2013, (abrogación) impulsada por el Presidente de la República, Lic. Andrés Manuel López Obrador y refrendó el compromiso para garantizar el derecho a la educación con equidad y excelencia.”, señala en la presentación el documento citado.

Por otra parte, en la ENAPI se afirma lo siguiente: “Los primeros años de una niña o un niño son trascendentales para su formación, por lo que contar con una cultura institucional y social que eduque para la vida es una prioridad del modelo educativo de este Gobierno y se asume la responsabilidad de concientizar a la sociedad de su importancia, además de dotar de todos los mecanismos para garantizar un acceso efectivo a una educación inicial con este enfoque. Por ello, la integralidad de las acciones de la administración pública aunada a la experiencia y aportaciones de diversos sectores dan vida a la Estrategia Nacional de Atención a la Primera Infancia como un cambio de rumbo en las políticas que, hasta el momento, se han aplicado y dirigidos a la niñez desde los cero años.” (ver Presentación)

Cuatro son los ejes que dan soporte a la Estrategia: “A la par de los cuatro ejes estratégicos, alineados a los mínimos vitales que requiere la primera infancia para su óptimo desarrollo como Salud y Nutrición; Educación y Cuidados; Protección, y Bienestar, se conjuga la corresponsabilidad de las madres, padres de familia o tutores para comenzar con la atención desde el desarrollo del embarazo, el cuidado en los primeros días de vida, el acompañamiento en su trayecto escolar y su desarrollo en los ámbitos laborales y profesionales.”

Un planteamiento integral sobre la primera infancia, como política pública, no es nuevo. De hecho, existen antecedentes de políticas públicas similares; sin embargo, la diferencia estriba, en todo caso, en el carácter obligatorio y vinculante que le otorga la ley a las instituciones del Estado mexicano para atender, de manera completa y sistemática, a las niñas y los niños menores de 6 años en todas las condiciones sociales, económicas y culturales.

 

Valoración inicial

El documento da a conocer algunos datos generales y actuales, que pueden servir como contexto acerca de las necesidades detectadas en este ámbito: “De acuerdo con información del Conapo, en 2019 existe una población aproximada de 13.1 millones de NN menores de 6 años. Se espera que entre 2019 y 2024 nazcan casi 12.8 millones, con lo que se alcanzaría un promedio anual de 12.9 millones de NN ubicados en la Primera Infancia. Del total de NN menores de 6 años en este año, se estima que alrededor de 1.4 millones corresponden a población indígena y poco más de 185 mil son afromexicanos. Alrededor de 157 mil NN viven con alguna discapacidad… México tiene una tasa de mortalidad infantil de 12.09 por cada mil niños nacidos vivos. Según la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud, 1.5 millones de NN menores de 5 años, equivalente al 13.6%, padece desnutrición crónica, el 9.7% sufre sobrepeso y obesidad, el 23.0% anemia y sólo el 14.4% de los menores de seis meses recibe lactancia materna exclusiva... Del total de NN entre los 3 y 5 años, 18% presentan un desarrollo inadecuado para su edad en al menos tres de los siguientes ámbitos: alfabetismo-conocimientos numéricos, físico, socio-emocional y dominio del aprendizaje (en otros ámbitos), y más de 75% presenta rezago en alfabetización y conocimientos numéricos. Sólo 6 de cada 10 NN entre 3 y 5 años asisten a un programa educativo destinado a la atención de la Primera Infancia, y 65% no tiene acceso a libros infantiles. La cobertura de educación preescolar de NN de 3 años es de 48%, mientras que la de NN de 4 años es de 91.5%... Asimismo, en 2015, el porcentaje de NN menores de 1 y 5 años inscritos en el registro civil fue de 79.4% y 96.4% respectivamente. Las entidades con los menores porcentajes de registro oportuno fueron Chiapas, Guerrero y Oaxaca. Finalmente, el 51.9% de los NN menores de 6 años en el país viven en pobreza; de éstos, l de cada lO se encuentra en pobreza extrema.”

Estos son algunos de los rasgos básicos para perfilar y comprender el problema o las necesidades nacionales de atención a la población que se encuentra en la Primera Infancia y situación de vulnerabilidad. La SEP con ello responde al mandato establecido en la Constitución Política (específicamente el Art. 3 reformado en mayo de 2019), a efecto de planificar, diseñar y aplicar los aspectos sustantivos de la ENAPI.

 

Los retos

En medio de este panorama y frente a las condiciones adversas en que se encuentra el país en el renglón de la Primera Infancia, dado el “vacío” legal que, en materia de políticas públicas integrales hacia esta población existía, y que habría de regir los principios y las acciones aplicables en beneficio de las niñas y los niños menores de 6 años, se hace necesario revisar con detenimiento los elementos incluidos en la Estrategia comentada.

“El Marco propone cinco estrategias para llevar a cabo políticas y servicios a favor del empoderamiento de las familias en el desarrollo de la primera infancia: a) Proporcionar liderazgos e invertir. b) Centrarse en las familias. C) Fortalecer los sistemas. D) Vigilar los avances. Y e) Usar los datos e innovar… Dentro de las sugerencias que propone el Marco figura la de estudiar y analizar distintos enfoques para la evaluación de estrategias de intervención integral, así como analizar la adaptabilidad de los enfoques en los distintos contextos de implementación. Esto demanda un trabajo coordinado y colaborativo entre las infraestructuras y modelos de financiamiento locales y nacionales.”

 

El contraste

Durante los primeros días de enero de 2018, la Secretaría de Educación Pública (SEP), al finalizar el sexenio de Peña Nieto, dio a conocer oficialmente el Acuerdo 04/01/18 mediante el cual se estableció el Programa de Educación Inicial: Un Buen Comienzo. Según la Ley General de Educación (en 2018), en México, a diferencia de otras naciones, dicho nivel o rubro educativo: “…tiene como propósito favorecer el desarrollo físico, cognoscitivo, afectivo y social de los menores de cuatro años de edad, e incluye orientación a padres de familia o tutores para la educación de sus hijas, hijos o pupilos.” En particular, el Programa recién difundido mediante Acuerdo secretarial, sin embargo, indica que éste: “…tiene como finalidad orientar el trabajo educativo con las niñas y los niños de cero a tres años de edad que asegure la calidad en la educación inicial.” (2) Sin embargo, ese programa llegó tarde (como muchos otros dispositivos de las políticas públicas del sexenio 2012-2018); además de que, en términos legales, no tuvo el alcance que el actual texto Constitucional establece, es decir, no contaba con enfoque de inclusión y atención a la Primera Infancia como un derecho.

Es importante señalar que la Educación Inicial en México no ha recibido, históricamente, la atención adecuada por parte de las instituciones responsables de la educación en México; y no la ha recibido tampoco hoy, al menos desde el punto de vista del rediseño de este nivel en la Reforma Educativa actual (y las anteriores), hasta que no se demuestre lo contrario, debido, entre otras razones, al hecho de que este nivel educativo no estaba incluido en el marco de servicios de la “educación obligatoria”, que legalmente abarca sólo a la Educación Básica (Preescolar, Primaria y Secundaria) y a la Educación Media Superior. De hecho, en las llamadas “Cifras básicas y aspectos organizativos de la educación obligatoria”, del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE, 2017) no se incorporan datos sobre la Educación Inicial en México.

El debate sobre la importancia y el reconocimiento de la Educación Inicial como parte de la Educación Obligatoria, apenas comienza. Las voces que se manifestaron en 2016 (durante la consulta pública del Modelo Educativo), con argumentos consistentes, acerca de este “olvido” institucional, están vivas y seguramente darán la batalla durante los próximos años.

Fuentes consultadas:

(1) Estrategia Nacional de Atención a la Primera Infancia (2019). SEP. México.

(2) DOF, 15 de enero, 2018 (considerandos).

Correo-e: jcmqro3@yahoo.com

Twitter: @jcma23