Con la irrupción de Felipe Calderón en la campaña de Josefina Vázquez Mota de una manera por demás retadora de las autoridades electorales, se acabó el mito de que la precandidata presidencial del PAN era “la hija desobediente” del mandatario.

 

El episodio en el que Felipe Calderón se insubordinó al entonces presidente Vicente Fox, que tenía prefigurado como su sucesor a Santiago Creel, y en un evento organizado por el exgobernador de Jalisco, Francisco Ramírez Acuña, se destapó como precandidato presidencial; le dio pauta para autodenominarse “El Hijo Desobediente” y las notas de esa vernácula canción le acompañaron durante todo su tránsito electoral HACIA SU CUESTIONADA VICTORIA SOBRE AMLO.

 

Ahora está claro que el cerebro de Josefina Vázquez Mota, el español nacionalizado mexicano Antonio Solá, impulsa a su pupila a ser un remake de Calderón y trata de posesionarla ante el electorado como “La Hija Desobediente del prsidente”.

 

La intención de Solá es clara. Hay que desmarcar A Josefina de todos los negativos que trae a cuestas Felipe Calderón.

 

Siempre se dijo que Calderón estaba engañando a  los panistas con el señuelo de Ernesto Cordero. Pero nunca detuvo la carrera de Josefina. Más señales se empezaron a dar de que Vázquez Mota era la candidata “in péctore” de Calderón cuando gentes de su cercanísimo entorno como Roberto Gil y Patricia Flores se sumaron a la diputada con permiso.

 

Pero a Josefina su asesor y guía, Antonio Solá, le ha impuesto como tarea desmarcarse de lo que él llama “los negativos de Calderón” por dos razones de mucho peso:

 

1.- El carácter obsesivo-compulsivo del presidente Calderón es un verdadero riesgo para finalidades de proselitismo electoral. Su empeño en la guerra perdida contra el crimen organizado lo hace cada día más desconfiable para la sociedad mexicana que vive en el temor y la incertidumbre que le genera observar cotidianamente como el país se tiñe de sangre.

 

2.- Los manifiestos actos de corrupción del gobierno calderonista son la otra causa de rechazo ciudadano a su gobierno.

 

La Estela de la Luz es emblemática de la manera en que se han utilizado los recursos públicos en este sexenio.

 

Pero lo que dio a conocer la Auditoría Superior de la Federación al denunciar irregularidades en el manejo del presupuesto que suman miles de millones de pesos es tan reprobable como rechazada por los mexicanos. Están involucrados en esa danza parientes y funcionarios de los más cercanos al presidente.

 

Y desde luego, no hay que ser un genio de las campañas políticas para entender que eso no le ayuda para nada a una aspirante, de por sí bastante débil tanto física como políticamente, como Josefina Vázquez Mota.

 

Por eso ser “La hija desobiente de Calderón” era la señal de que no sería más de lo mismo y que se desmarcaba del presidente y sus hechos de políticas públicas equivocadas en materia de seguridad y actos de corrupción que le son diariamente tan cuestionados.

 

Pero, como diría Jorge Castañeda en el título de uno de sus ensayos, sorpresas te da la vida.

 

Y el presidente Calderón volvió a ponerle su marca, ahora sí ya indeleble,  a Josefina Vázquez Mota, con su inexplicable e inútil numerito de establecer un empate técnico en las encuestas entre Josefina y Peña Nieto.

 

Ni hablar, de que Calderón es terco, no hay duda. Pero también que políticamente es desconfiado al extremo tampoco. Marcar así como suya a Josefina Vázquez Mota con su numerito en la asamblea de consejeros de BANAMEX lo pintó en su más real expresión de la inseguridad en que vive.