Cuando Josefina Vázquez Mota aceptó la candidatura al gobierno del Estado de México todos los liderazgos panistas de la entidad consideraron que para ser la mejor representante del partido debería dejar en claro los puntos opacos que significan su “asociación Juntos Podemos” y la presunción de lavado de dinero que se presumía, en principio, sobre ella y su familia.

Josefina fue la última de los candidatos que compiten por la gubernatura en presentar su famoso tres de tres. Si ya de por sí el tres de tres es un formato de declaración de ejercicio limpio en los servicios público y privado, con la candidata Vázquez Mota ahora resultó peor el remedio que la enfermedad.

A nadie ha dejado satisfecho, empezando por los propios líderes del PAN, que Josefina haya vuelto a presentar un tres de tres lleno de opacidades y de verdades a medias, no es como lo consideran algunos panistas, de mentiras completas.

Por eso ante el dirigente nacional Ricardo Anaya, dirigentes regionales de Acción nacional se han manifestado inconformes al grado de anunciarle su retiro de la campaña de la excandidata presidencial.

La inconsistencia de la declaración tres de tres de Josefina Vázquez Mota seguramente hará reaccionar a los candidatos del PRI, Alfredo del Mazo, del PRD, Juan Zepeda;  y a la abanderada de Morena, Delfina Gómez. Si las encuestas hasta el momento tienen al PAN y a Josefina en un lejano tercer lugar del priista Del Mazo y de la morenista Delfina, con este terremoto al interior del panismo seguramente la próxima semana hasta el perredista Juan Zepeda la podría desplazar de ese penoso tercer sitio.

Lo que desde un principio se venía venir como una campaña envuelta en la sospecha, ahora está reventando por el flanco más vulnerable de la trayectoria política de Vázquez Mota: su muy reconocida afición al dinero fácil.