La calidad de la educación pública en México ha estado al centro del debate nacional desde la promulgación de la Reforma Educativa en 2013, tras la consolidación del Pacto por México —hoy en entredicho— y su consagración en el artículo 3º. Constitucional. Tras el triunfo de AMLO en julio de 2018 y el ascenso de Morena en ambas cámaras del legislativo, la mayoría gobernante desarticuló hasta la última coma de la reforma con mayor legitimidad legislativa y popular. Recordemos que la RE contó, en el momento de su aprobación, con el voto mayoritario de todas las fuerzas políticas del país y gozaba de una aceptación generalizada entre la población y una parte importante del SNTE.

La abrogación de la Reforma Educativa de 2013 supuso, entre otras cosas, la eliminación de la Ley del Servicio Profesional Docente, ordenamiento jurídico que regulaba el ingreso, permanencia y promoción de los maestros en las escuelas públicas a lo largo del país. De esta forma, se devolvía a las distintas secciones del sindicato el poder de facto sobre las secretarías de Educación de los estados y sobre el apropiamiento de las plazas docentes en la entidad federativa. La Reforma Educativa de Peña Nieto es hoy una anécdota.

Ahora, tras el anuncio del secretario Esteban Moctezuma en relación con el inicio del ciclo escolar el 24 de agosto mediante un modelo de aprendizaje por televisión, ya no será la bancada de Morena la que amenacen la calidad educativa, sino un patógeno llamado SARS-CoV-2 quien ha puesto de cabeza al mundo.

El modelo presentado por Moctezuma no recoge un innovador sistema de enseñanza-aprendizaje, sino un anticuado procedimiento que poco aportará a la calidad de la enseñanza de los niños de México. El caos provocado por la irrupción de la pandemia y la incapacidad de los gobiernos de paliar sus efectos, han obligado a las autoridades a recurrir a medidas de dudosa viabilidad y de segura ineficacia. El déficit en materia de capacidades del Estado mexicano vuelve a poner —tal como lo hiciese en 2019 en latitudes y coyunturas distintas— la calidad de la educación en entredicho.

Muchos comentaristas especularán en torno a las condiciones del acuerdo entre la Secretaría de Educación Pública y las televisoras responsables de “transmitir” los contenidos educativos. Secundario. Lo que sí que es imperante es que las principales voces de la educación en México se manifiesten en favor de innovadores modelos de enseñanza aprendizaje que remplacen —o que enriquezcan— lo anunciado por el titular de la SEP.

En 2019 los intereses gremiales y la política partidista pusieron en jaque a la calidad de la educación en México. Ahora, un enemigo nanométrico es quien amenaza a la principal fuerza de una nación: los niños.