La salida del aire de Brozo es un reajuste, no una censura, aunque muchos pretendan verlo como lo segundo. El presidente Andrés Manuel López Obrador, por donde se le mire, no es un censor, es, eso sí, “un confrontador”: le gusta la polémica y lo que, aludiendo a Carlos Monsiváis, llama el diálogo circular –a veces se pasa, pero la democracia es así. Si algún medio de comunicación despide reporteros y columnistas estrellas no es por censura (aunque en contadas ocasiones algunos lo hacen por quedar bien con el poder), es por “reajuste presupuestal”.

La prensa mexicana, de todo tipo, vive una saludable reconversión porque ya no puede tener sólo utilidades por la inversión publicitaria del gobierno federal. Las empresas periodísticas tienen que reconvertirse o morir en el intento. El dispendio en publicidad y el chayote deben de pasar al basurero de la historia.

Para Reforma, que publica la nota no en sus secciones políticas sino en la de espectáculos (“Gente”), “El Mañanero, programa de radio de Brozo que se transmite por Aire Libre 105.3 FM, abandonará la frecuencia el viernes, un día antes de que cumpla 25 años de existencia. El factor económico fue importante en la terminación del proyecto entre el comunicador y la emisora”.

El factor económico… No sé cuánto percibía Víctor Trujillo o cuánto le costaba a Aire Libre. Lo que sí sé es que en sus casi 25 años de “El Mañanero”, Brozo pasó de ser un personaje ácido a ser un payaso plácido y, en ese sexenio, se convirtió en un feroz crítico de las políticas públicas, también de la persona, de López Obrador. Propagandista o antipropagandista, Brozo dejó de lado el periodismo para subsumirse en la diatriba.

Brozo nunca fue payaso de mi devoción, su periodismo acabó en lo simple, sus análisis se desvanecieron. Luego le ganaron la bilis y el odio y, como el personaje de Juan Rulfo, Pedro Páramo, se convirtió en un rencor vivo. Y sí, desde hace mucho Brozo dejó se ser parte del “elenco fijo” del periodismo mexicano.

En la crisis del periodismo, donde se antepone el mercantilismo, la empresa, al propio periodismo, es necesario des/mercantilizar la información de la influencia de los poderes políticos y de los poderes fácticos. El interés del periodismo es el periodismo, no la utilidad financiera, no la ganancia. Y no todo está perdido, ahí siguen las benditas redes sociales donde Brozo se puede reinventar. Ojalá.