Existen dos premisas sustanciales de las cuales podemos partir,  Felipe Calderón no pudo ser tan incompetente en dirección a no darse cuenta que uno de sus operadores principales incurría en actos deshonestos; puedo asegurar que la toma de decisiones, información y operaciones requiere transitar forzosamente por oídos de un presidente. Y en segunda, Calderón ha demostrado ser un experto operador en temas políticos-electorales; asimismo, un ciudadano muy capaz como para no identificar y tener pleno conocimiento que el comportamiento de Genaro García Luna estaba incurriendo en hechos de atropello del poder. Por ello, no solo Felipe Calderón tenía conciencia del abuso del mando e impunidad del ex súper secretario de seguridad pública, sino que puede haber evidencias que en muchos de esas connotaciones existió una influencia e injerencia directa.

Es impensable poder no imaginar que Felipe Calderón no sabía que uno de los personajes de su círculo más cercano llenaba sus bolsillos a través de acciones que han multiplicado una evidencia y, una acusación directa del país vecino mediante el Departamento de Justicia de los Estados Unidos.

Genaro García no solo se centra en un agujero, sino en esa inercia, se encuentra arrastrando el cuasi florecimiento y resurgimiento del Calderonismo. Podemos definir que la era y aspiraciones políticas de Felipe Calderón están llegando prácticamente a su fin. La idea preconcebida parte del sustento ilegítimo de uno de los exmandatarios que demostró la carencia de sensibilidad y competencia al haber arrebatado la elección al ahora presidente Andrés Manuel López Obrador en uno de los procesos más oscuros y fraudulentos de la era contemporánea de nuestro territorio. De hecho, está demostrado a través que los comicios sufrieron una falta de regulación de los órganos institucionales; de igual manera, esto fue clave para que el abuso del poder, terminara tejiendo su entrada a Palacio Nacional, con la ayuda de una red de corrupción que jala la imagen de Vicente Fox, otro personaje que se inmuta y se encuentra sumergido en una agudizada crisis de popularidad.

La rendición de cuentas fue burda. Felipe tomaba el poder con una operación tramposa y fraudulenta.

Hoy por hoy Calderón hace Mutis por razones más que obvias. Por ello, existen reflexiones suficientes que a través de los escándalos fraudulentos, de corrupción e impunidad, están terminando políticamente al michoacano. No hay por dónde, al menos, no se le ve ninguna salida para combatir la enorme responsabilidad que carga Felipe Calderón Hinojosa. Algo similar está tomando fuerza hoy en día, pero con una dimensión abismal; la controvertida entrada al poder del exmandatario, reabre viejas cicatrices que aún no han sanado. Se sitúa en juego el futuro de Felipe y de México Libre, una expresión que abraza la dirección tradicional de la derecha corrupta implantada por el legado burocrático y neoliberal.

Dentro de esa lógica, es innegable no poder descifrar que Felipe Calderón se encuentra viviendo sus últimos momentos en el terreno político. Esto evidentemente va desterrar cualquier intento por construir un contrapeso, que de por sí, se visualizaba inviable por la falta de credibilidad y los problemas para incorporar un esquema de militantes que den vida orgánica a un partido que está en peligro de gestación. El costo altísimo que acarrea la detención de Genaro García Luna, traerá efectos muy negativos al expresidente; inclusive, pudiera ser histórico que esté en la mira de las autoridades una vez que el exsecretario de seguridad pública despotrique ante el influjo estadunidenses a fin de que Felipe Calderón sea investigado por su coparticipación en hechos deshonestos.

Lo cierto es que claramente este tema evidencia lo inocultable de uno de los personajes controvertidos de nuestra época; pero que contempla las acciones más ominosas, y aquellos fenómenos que explican particularmente que Felipe Calderón no solo ha sido fraudulento, sino falaz.

La crisis que enfrenta Calderón pone en entredicho conservar la poca honorabilidad que pudiera poseer en algunos sectores. La inquietud ahora recae si Felipe contribuyó directamente, ¿estos hechos preocupantes terminarán un proyecto político de México Libre? ¿Se fortalece la idea de reabrir un juicio contra expresidentes por hechos desleales?

Lo cierto es que Calderón ha caído en desgracia política. Una desgracia que fue hilando y sembrando por los montajes, las mentiras, el fraude y la traición a los mexicanos.