No importa cómo lo desee ver cada quien, ayer fue día histórico para México y los mexicanos. El presidente más querido por su pueblo, celebró conjuntamente con multitudinaria convocatoria y sin acarreados, su primer grito en el Zócalo. El ambiente impresionante, feliz, desbordado, expectante. Sólo la pareja presidencial en el balcón: su invitado VIP, el pueblo de México. Cada ciudadano presente llegó por su pie, o fue llevado por sus seres queridos. Cohesionados todos por el contagioso amor a la patria que ha traído la 4T. El escenario fue para disfrutar. Cada región del territorio representada con sus cantos, con sus danzas folclóricas, prehispánicas, destacando nuestra bella amalgama cultural. La bandera ondeó extendida, lucida. Eléctrico el festejo por la garantía de la patria libre, soberana, democrática, donde forjemos juntos un país solidario e igualitario. Luces al cielo para celebrar, explosión que tocó la fibra de la patria compartida.

Fueron largas las horas que se debió permanecer allí en espera de los Viva México y las campanadas. Pero nadie se fue, nadie se movió. Porque ser la gente común, principales invitados a esta celebración, es noticia, es un honor para todos aquellos ciudadanos y ciudadanas que poblamos la nación, para la gente que llegó hasta el Zócalo capitalino a ser partícipe. Que no solamente chilangos hubo para presenciar este primer grito de independencia de la 4T, pero claro que pesaron, cómo no, en aquella enorme plancha, que rápidamente se rebosaron plaza y calles presenciando otra historia más de vida, de lucha por la paz y la libertad. Viajaron también desde lejos habitantes del México profundo, del México olvidado, para estar allí.

Lo hicieron con gran esfuerzo, para entrelazarse con sus compatriotas y por primera vez, hacerlo con el gobierno de su confianza, de su cariño, de su esperanza. Turistas extranjeros observaron, experimentaron igualmente sensaciones emocionantes entre faldas volantes, coqueteo de listones brillantes, sombreros, penachos, guitarras, violines, marimbas, metales, tambores, acordeones, y… tantas bellas sonrisas, tanta armónica alegría. Admirable ciertamente e inspirador, el gran mosaico artístico que es nuestro grandioso país tan apreciado por la 4T, presumiendo al mundo con júbilo y con auténtico orgullo patrio, la maestranza y el valor de nuestra rica cultura y nuestra diversidad. Viva México libre e independiente, que viva veinte veces o más. La fiesta compartida con AMLO anoche desde palacio nacional, simplemente nos hizo vibrar.