“Cuando no eres María Félix, no intentes serlo.” 

Anónimo

En esta contribución voy a reproducir uno de mis artículos de hace algunas semanas donde ya ANTICIPABA el proceso que hoy se sigue contra Rosario Robles. Más aún, en el que analizaba las diferencias de carácter y estilo de gestión de ella y de otra mujer de la izquierda mexicana cuya popularidad va a la alza: Claudia Sheinbaum.

Lo anterior también es relevante recordarlo en vísperas de que SDP Noticias publique su encuesta quincenal, Claudiametrics, en materia de la aprobación de la gestión de Claudia Sheinbaum al frente de la jefatura del gobierno de CDMX. Es claro que el nivel se aceptación de su gobierno se mantiene alto en gran medida gracias a que la jefa de gobierno, por su modesto estilo de vida, se diferencia de las actitudes adoptadas por otras personalidades de la política como han sido Robles... y Alejandra Barrales, mujeres “de izquierda” caracterizadas por el dispendio, la ostentación y la banalidad en el actuar. El mantenerse como una figura honesta, trabajadora y alejada de un mundo de lujos en lo personal le confiere a Claudia mayor capital para que la ciudadanía no le castigue o cobre factura sobre problemas graves que son prácticamente connaturales a nuestra gigante metrópoli (seguridad, servicios, tarifas, movilidad).

A continuación mi anterior columna:

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Rosario Robles y los cuadros “féminos” de la izquierda

1. loc. verb. coloq. Desbandarse descompuesta y tumultuariamente los asistentes a una reunión, por falta de acuerdo.” RAE

Una lástima. Rosario Robles tuvo todo para ser la gran figura femenina de la izquierda mexicana. De haber encausado adecuadamente su carrera política, incluso podría haber coqueteado con llegar a la presidencia. Sin embargo, durante la administración peñista, Rosario se comprometió brutalmente...

Ya antes habría ocurrido y el entonces jefe de gobierno del DF (AMLO) “le perdonó la vida”; estuvo convencido de que la funcionaria fue víctima de su enamoramiento por Carlos Ahumada. Sin embargo, a partir de ese momento todo indica que su amor se transfiguró en pasión, pero por el dinero público.

Hoy ya no sería posible que el presidente López Obrador pensara que ella fue presa del engaño de su principal colaborador y operador político, Emilio Zebadúa, a quien la Secretaría de la Función Pública denunció ante la Fiscalía General de la República por enriquecimiento ilícito.

Ahora bien, afortunadamente la izquierda en el país demuestra que tiene otros muchos cuadros femeninos. Algunos, es verdad, grotescos y nefastos, que sería mejor ni siquiera considerar. Otros, en cambio, dignos de observar.

Sin duda interesante la historia de una mujer que ha conservado su estilo de vida. Claudia Sheinbaum, si bien solidaria con las luchas de su ex marido en su momento en la UNAM, en lo particular esencialmente sigue siendo la misma universitaria académica de aquel cubículo de la Facultad de Ciencias.

Precisamente por eso quizá tenga un futuro político más prometedor y menos comprometido. Vaya, en el fondo, ¿quién podría castigar a Claudia por no resolver de golpe todos los problemas de esta monstruosa capital?

Lo anterior, claro está, siempre y cuando no pierda (y no la perderá) su esencia, la cordura y el piso, como sí le ocurrió a la ex secretaria de SEDESOL, Rosario Robles.