¿Finalmente se pusieron las pilas o están tratando de alumbrar su camino con una antorcha, siendo que necesitan un rayo láser?

Quince meses de un proceder timorato, sumiso, tibio, agachón y pusilánime, pagan hoy sus consecuencias con una carísima factura.

Tanta subordinación ante la 4T por parte de la mal llamada IP -por lo de “Privada”, cuando debería ser más “Pública” que nunca-, tiene postrado al empresariado mexicano, que no ve lo duro sino lo tupido.

Les platico: Tras su brillante carrera en un poderoso grupo de empresas cuya sede está en Ámsterdam y Monterrey, Carlos Salazar Lomelín fue electo presidente del CCE -Consejo Coordinador Empresarial- el 18 de enero de 2019 y asumió su cargo el 27 de febrero de ese mismo año.

El 5 de febrero de 2020 fue reelecto para un año adicional al frente del organismo insignia del empresariado mexicano, que agrupa a las confederaciones cúpula del sector: CONCAMIN (industriales); CONCANACO SERVYTUR (comerciantes y turismo); COPARMEX (patrones); ABM (bancos); CMN (negocios); CNA (agropecuarios); AMIS (seguros y fianzas); CANACINTRA (industria de transformación); AMIB (intermediarios bursátiles); COMCE (comercio exterior, inversión y tecnologías) y ANTAD (tiendas de autoservicios y departamentales).

Las empresas aglutinadas en el CCE generan en conjunto casi el 60% del PIB mexicano y le dan chamba declarada fiscalmente y ante el IMSS a un porcentaje similar de la fuerza laboral del País.

Más de la mitad de la inversión privada proviene de sus agremiados, los que atraen al 30% de los inversionistas extranjeros.

El 10% del capital foráneo opera en proyectos del gobierno y el otro 10% invierte en la Bolsa y en diversos instrumentos de la banca comercial.

Ahora sí, después de dimensionar el poderío económico que existe detrás de las siglas del “santo grial” de la empresa en México, citemos la frase de Jack El Destripador en sus gustadas clases de disección anatómica en Dublín: “Vámonos por partes”:

Su planes eran disfrutar del retiro envidiable que su jubilación le merecía tras más de 40 años de trabajo en la industria, pero fue convencido por sus ex patrones y aceptó la encomienda del CCE.

Para como se las gastan los santones de la IP, lo más seguro es que su nombramiento haya sido “bendecido” por el inquilino del Palacio Nacional.

Esa perniciosa costumbre la heredó de los gobiernos del PRI y del PAN, y con ello, la 4T no se distingue de los satanizados sexenios neoliberales.

El desempeño de Carlos al frente del CCE confirmó lo anterior, pues casi era citado a audiencia en Palacio, como si formara parte del gabinete de MALO.

Los primeros en hacer notar esta subordinación fueron los micros y pequeños empresarios (pymes) que no se sienten representados por los dirigentes de los organismos cúpula empresariales.

Más de la mitad de esos pymes opera en la informalidad fiscal y de seguridad social -es cierto- pero arriesgan sus capitales como los grandotes y por lo mismo, aspiran a ser tomados en cuenta por los dirigentes de la IP.

Entonces, la 4T le tomó la medida a la IP. Más que un interlocutor de los empresarios, el CCE se volvió un mensajero de los designios dictados por el gobierno federal.

Más que contrapeso del poder presidencial, se convirtió en una comparsa. La masa empresarial se quedó afónica. Su voz dejó de ser escuchada y cuando quisieron elevar el tono y ponerse “muy sabrosos”, los pusieron en su lugar.

“Si las empresas quiebran, es su problema”, les dijo MALO.

Cuando pidieron prórrogas fiscales para paliar la pandemia como en otros países, les respondieron enviándoles a las jaurías del SAT para presionarlos a pagar su declaración de impuestos del 2020.

En el momento en que pretendieron convencer al gobierno para que le perdiera el miedo al endeudamiento controlado y usara el crédito al que México se ha hecho acreedor por ser buena paga en el mundo, los llamaron “neoliberales”, “apátridas” y “reclusos del pasado prianista”.

Al gestionar créditos blandos del Banco Interamericano de Desarrollo -el BID- para hacerle frente a la falta de lana y mantener abiertas las empresas en ésta pandemia de “economía cero”, los pararon en seco alegando una absurda soberanía económica.

Las 68 “ideas” que presentaron para reactivar a la economía nacional, ni siquiera fueron leídas por ya saben quién, pues a las pocas horas de que las enviaron por DHL al Palacio Nacional, desde la mañanera les mandaron decir que ni a propuestas llegaban, pues eran solo ideas y además, un montonal.

¿Consecuencia de esto? Un inexistente e ineficaz enlace de la 4T con los empresarios, pomposamente llamado “jefe de la oficina de la presidencia” que sigue perdido en el modo “Total Home” desde sus caballerizas y que no es tomado en cuenta ni por el gobierno ni por la IP.

¿Consecuencia de esto? Un aumento de tarifas a empresas privadas productoras de energía eléctrica, que representa 30 años de retroceso.

Carlos reaccionó diciendo eso sobre las recientes iniciativas aprobadas por la Comisión Reguladora de Energía -CRE- que aumentan los costos de transmisión que pagan las centrales convencionales y renovables por utilizar la red de la CFE.

Pudieron evitarlo si la postura del CCE hubiera sido más de contrapeso que de comparsa desde hace un año.

Como no previeron, reaccionaron, y aquí está la carísima y leonina factura que la CFE y la CRE les receta.

Envalentonado, López Obrador declaró ayer: “¿Cómo no va a aumentar el precio de la luz, si las empresas particulares que venden electricidad a la CFE hacían su agosto y ellos mandaban y decidían cobrar más por el servicio?”.

El cambio a las tarifas de porteo para el autoabasto de energía, afectará a empresas productivas que contribuyen con el 14% del PIB.

Datos que obtuve de la CRE revelan que Cemex, Walmart, Soriana, Oxxo, VW, General Motors, DeAcero, Cinépolis, Bimbo, Oxxo, universidades, hospitales, gobiernos estatales y municipios como Monterrey, Santa Catarina y Guadalupe, operan contratos renovables de autoabasto.

 

CAJÓN DE SASTRE

“Esta medida se aplicó sin que la industria haya sido consultada; tampoco fueron tomados en cuenta los consumidores. Es una decisión unilateral propia de un gobierno desatado que NO tiene contrapesos y que se olvidó de sus promesas de campaña, como esa de que no aumentarían las tarifas de luz.

Ahora, los ipecos muy bravitos le preguntan a MALO: ´¿Estamos pintados o qué?´. Y yo les respondo: ´Están peor que eso, mis chulos, peor…”, dice la irreverente de mi Gaby.

placido.garza@gmail.com

PLÁCIDO GARZA. Nominado a los Premios 2019 “María Moors Cabot” de la Universidad de Columbia de NY; “SIP, Sociedad Interamericana de Prensa” y “Nacional de Periodismo”. Es miembro de los Consejos de Administración de varias corporaciones. Exporta información a empresas y gobiernos de varios países. Escribe diariamente su columna “IRREVERENTE” para prensa y TV en más de 50 medios nacionales y extranjeros. Maestro en el ITESM, la U-ERRE y universidades extranjeras, de distinguidos comunicadores. Como montañista, ha conquistado las cumbres más altas de América.