La visita a Nuevo León del suplente del senador Ricardo Monreal Ávila, Alejandro Rojas Díaz, quien ha impreso un estilo aguerrido al convertirse en voz crítica al interior de Morena, al final sorprendió a más de cuatro.

Felipe de Jesús Cantú, el panista que perdió la gubernatura contra “El Bronco” hace tres años, y ahora perdió la alcaldía de Monterrey, frente a Adrián de la Garza, no lo dijo con todas las letras, pero parece que abandona el barco panista al que ha pertenecido la mayor parte de su vida.

Y no solo eso, sino que hasta lo candidatean para buscar ser Gobernador de Nuevo León, (nuevamente) por el partido de Andrés Manuel López Obrador.

Los que saben de política me dicen que la visita a Rojas Díaz a tierras regias, no es sino uno más de los movimientos por los pleitos internas entre Yeidckol Polenvsky, presidenta de Morena, y el poderoso senador zacatecano, Ricardo Monreal.

Las diferencias entre Polevnsky y Monreal en nada ayudan al partido en Nuevo León, donde hasta cinco grupos se están peleando actualmente el control del partido en el estado.

En el congreso la fracción del partido de AMLO da la nota por los escándalos un día sí y otro también.

Trascendió en estos días que la diputada Celia Alonso retó a golpes a una compañera de su fracción, Claudia Tapia, en público y en pleno Congreso.

En Nuevo León, también se dice que Polevnsky, protege al diputado Carlos Leal, quien fue informado el 19 de marzo de su expulsión de ese Partido Político y de Diputados Morena NL, por su campaña permanente contra la Comunidad LGBTTTIQ y sus derechos, pero le han hecho lo que el aire al prócer.

Pues bien, Felipe de Jesús reaparece tras un tiempecito en lo oscuro, junto a Rojas Díaz, el ariete de Monreal en sus cuitas contra Polevnsky.

Rojas Díaz se llenó la boca con una aseveración en su visita a tierras regias: aseguró que Felipe de Jesús Cantú ganó la pasada elección de Monterrey, y acusó que hubo acuerdos del PRI y Morena para facilitarle el trabajo al PRI.

A Felipe no le podían haber dado mejores noticias, pero los más antiguos militantes de Morena, siguen preguntándose hasta cuándo los va a alcanzar el cobijo.