El Estado de México, entidad emblemática porque es la tierra del presidente de la República, Enrique Peña Nieto, es hoy una vergüenza en todo el sentido de la palabra. La inseguridad, los servicios públicos, el combate a la pobreza y la imparable corrupción hacen de esta entidad una de las peores calificadas del país y su gobernador, Eruviel Ávila, transita entre la ineficiencia y la traición.

Desde su nominación como candidato del PRI a la gubernatura de la entidad, se notó un conjunto de deslealtades y traiciones al PRI y a su antecesor. En ese entonces, finales de 2010, al igual que hoy estaban en boga las alianzas entre PAN y PRD con el único objetivo de que el tricolor no ganara las elecciones y fue ahí donde se montó Eruviel para chantajear a su partido y hacerse por la mala de la candidatura.

Coqueteó y luego amenazó al PRI de que si no le daban la candidatura él correría en una alianza PRD-PAN. El PRD que presuntamente controlaba electoralmente la zona oriente del estado se reunió con el entonces alcalde de Ecatepec para ofrecerle la candidatura. Se registró una reunión entre Eruviel Ávila y el entonces secretario general del sol azteca en el Estado, Cipriano Gutiérrez Vázquez, en el restaurante Puerto Madero de Polanco. De esa reunión trascendió que el perredista había recibido la misión de buscar al mejor candidato para su partido, sin importar su origen y lealtad política para asestar un golpe político al precandidato presidencial más avanzado, Enrique Peña Nieto.

Desde esas épocas el actual dirigente del PRI, Manlio Fabio Beltrones, reprobaba las alianzas del PAN y el PRD por los nefastos resultados que con tino ha dicho que causan un severo daño al sistema político y democrático de nuestro país, al ser generadoras de “incertidumbre e inestabilidad”, lo que no le importó entonces a Eruviel, quien solamente le comentó a su interlocutor que le dejaran la puerta abierta en el partido del sol azteca.  

Para fortuna del PRD, Eruviel Ávila ganó a la candidatura de su partido y con el apoyo de Peña Nieto ganó la elección. Tuvo como su coordinador de campaña al actual secretario de Hacienda, Luis Videgaray y a toda la maquinaria tricolor. Sin embargo, pese a todo el apoyo brindado por el equipo de Peña, ya sentado en el Palacio De Gobierno de Toluca no tardó mucho en expulsar al grupo de su antecesor que se había quedado en la administración mexiquense. Pronto despidió a personajes como Ernesto Nemer, Alfredo Castillo, Salvador Neme y algunos más a los que les hizo la vida imposible.

En el colmo del cinismo y con tal de deshacerse de todo el peñismo, fue el de cambiar a su agencia consultora de comunicación e imagen, al contratar a la polémica ex vocera del ex presidente Felipe Calderón, Alejandra Sota quien en diciembre de 2013 apareció en una publicación de Forbes entre los 10 personajes más “corruptos” de México. 

En las áreas más sensibles de la administración, no encuentra el camino y ha realizado diversos cambios que tienen sumido al Estado en una severa crisis. En el caso de la Secretaría General de Gobierno lleva al menos tres cambios. Inició Ernesto Nemer, quien fue sustituido por Efrén Rojas, quien paso con más pena que gloria por esa dependencia a la que tuvo que llegar al relevo una pieza clave del peñismo en la Cámara de Diputados, José Manzur.

Otra de las dependencias que ha sufrido tres cambios y que a la fecha no da resultados, es la Secretaria de Seguridad Ciudadana, en ella inició Salvador Neme quien fue despachado para colocar a Rocío Alonso Ríos, quien verdaderamente no hizo nada y tuvo que llegar al rescate el propio Osorio Chong ante la ola de violencia que se generaba enviando al cargo a Damián Canales, quien nunca tuvo una buena relación con el gobernador quien lo despachó para colocar a Eduardo Valiente Hernández.   

En la Procuraduría de Justicia del Estado, también lleva tres cambios. Inició uno de los bomberos de Peña Nieto, Alfredo Castillo, quien rápidamente fue sustituido por Miguel Ángel Contreras Nieto quien dejó la dependencia en condiciones dramáticas, su lugar lo tomó Alejandro Jaime Gómez Sánchez.   

Estos cambios, falta de decisión, también se ha notado en los cambios y bandazos que da y que no se sabe si son por ineptitud, traición o qué. Tan sólo un ejemplo que vale la pena recordar, sobre todo a raíz de que la CONAGO decidió impulsar la implementación del modelo de policía estatal única.

El tema no es nuevo, en 2010 el entonces gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto proponía a la CONAGO la construcción del nuevo modelo de policía estatal única y convocaba al Congreso de la Unión para trabajar en la reforma constitucional ya que aseguraba que el funcionamiento debía quedar operando en el año 2011.

Sin embargo, quien era el presidente de la Federación Nacional de Municipios de México, Eruviel Ávila se contraponía a su gobernador, al oponerse a la propuesta que desde entonces se veía como una buena solución en contra del crimen organizado y la seguridad pública, al fijar su posición de que realizar modificaciones a la Constitución para establecer esta figura de mando sería un retroceso en materia de municipalismo.

Pero su oportunismo lo llevó a que después de los sucesos de Morelos y algunas otras entidades que han tenido el respaldo ciudadano para el mando único, se quisiera colgar la medalla al proponer a la CONAGO formalizar el mando único, asegurando que “es mejor tener 32 policías estatales bien formadas, bien capacitadas, al servicio de la comunidad, con ética, con sus exámenes, que tener más de 2 mil policías de todo tipo a nivel nacional, de ahí la importancia de que podamos cerrar filas y brindar una mayor y mejor seguridad como lo merece la población”.

Todos estos vaivenes, inconsistencias y oportunismos han sido la marca de Eruviel Ávila, así también pasó con el tema de Uber, en un principio declaró que no lo permitiría en su entidad y que defendería a los taxistas agremiados en organizaciones que lo han apoyado políticamente, esto cambió rápidamente y contradictoriamente aprobó que operara este novedoso servicio de taxis. Y qué decir de la coordinación metropolitana, dejando de lado el reglamento de tránsito, la anarquía del transporte público, la seguridad pública y otros servicios que no se brindan adecuadamente por su negativa de sumarse y así quiere ser candidato a la presidencia de la República en 2018.

¿Ahora con que va a chantajear a su partido y a la población? ¿Seguirá su oportunismo político en demerito de la población que gobierna?