Un miércoles 28 de Septiembre de 1994 (hace ya 20 años), fue cobardemente asesinado José Francisco Ruiz Massieu, nacido en la Ciudad de Acapulco en 1946, licenciado en derecho por la UNAM, licenciado en Historia y con postgrados en la Universidad de Essex, Inglaterra y en la de Austin, Texas, además de gobernar su natal estado de Guerrero (1987 - 1993), fue secretario general de gobierno con el Gobernador Cervantes Delgado, oficial mayor y subsecretario en la secretaria de salud federal, director del INFONAVIT, presidente de la fundación Cambio XXI del PRI (hoy ?Luis Donaldo Colosio"), secretario general del CEN del PRI, entre otras responsabilidades políticas y en la administración pública, catedrático universitario, investigador académico del instituto de investigaciones jurídicas de la UNAM. Hombre de solida cultura, prolífico escritor con más de 15 libros publicados, se hizo acreedor del premio nacional de administración pública en 1979. Tratar de evocar en tan pocas líneas su importante legado a Guerrero y a México no es algo sencillo, ya que era un incansable visionario y hombre de ideas, que las llevaba (como él mismo decía) al terreno arisco de los hechos. Tras su paso como Gobernador de Guerrero, pasó a la historia como un gran reformador, el legislativo local aprobó durante su gestión cambios a 36 artículos de la Constitución estatal, fueron aprobadas 85 leyes (algunas incluso pioneras a nivel nacional) y 591 decretos, a fin de modernizar y armonizar la actividad administrativa. Sobresalen la creación de la comisión estatal de la defensa de los derechos humanos, el tribunal de lo contencioso administrativo, la Secretaría de la Mujer (siendo en ese momento la única en el país), su huella tanto en materia cultural como educativa transformó a la entidad, relanzando al estado en materia turística con acciones como los desarrollos "Acapulco Diamante" y "Marina Ixtapa", el impulso a la construcción de la Autopista del Sol, la de acceso a Taxco de Alarcón, la creación de eventos como el Festival Acapulco, o las Jornadas alarconianas en Taxco y la restauración de la Catedral de Santa Prisca (solo por mencionar algunas), y así podríamos continuar enumerando logros en materia ecológica, cultural, política y de salud (en este rubro, se creó el centro estatal de cancerología y se incrementó en más de 50% las camas hospitalarias disponibles), en materia social, baste citar la electrificación de cientos de poblados y colonias. Demostró desde entonces su talante democrático al invitar como colaboradores a su gobierno a miembros de partidos de oposición, y al realizarle la T.V. estatal la primera entrevista a Cuauhtémoc Cárdenas durante el proceso electoral de 1988.

Su visión era la de un México moderno, siendo diputado federal electo y próximo coordinador de la bancada del PRI en la cámara de diputados, su agenda era la de romper con inercias del pasado, la de fortalecer el pluripartidismo, generar los espacios para el diálogo político avanzando así en nuestro atrasado proceso democrático, tenía como prioridad una Reforma del Estado (misma que aún hoy es tarea pendiente), la división de poderes, una profunda reforma judicial, y el impulso a un nuevo federalismo con el fortalecimiento del municipio, reequilibrando así la relación entre poderes del Estado, reconstruyendo también el presidencialismo democrático. Él sabía, mejor que nadie, de la urgencia por hacernos de una nueva cultura democrática, que no se limitara a lo meramente electoral, y que diera cauce institucional y civilizado a nuestro pluralismo.

Él, el último prohombre que han dado estas tierras del sur así lo expresaba: "Los rezagos nacionales reclaman un nuevo pacto que acelere el arribo de una sociedad en la que la justicia social sea el faro. La ruta es el entendimiento entre las distintas fuerzas políticas y la concordia social".

"La ley y la política son el remedio". Hoy, a dos décadas de su partida, su pensamiento está más vigente que nunca.