El director general de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), Manuel Bartlett Díaz, reveló el pasado mes de marzo que el robo de electricidad ascendió el año pasado a 30 mil millones de pesos, principalmente por “los diablos” de los grandes corporativos.

Las pérdidas para la Comisión representan 5.71 por ciento de la energía total producida, según un reporte de 2018. En el país, hay aproximadamente 75 mil tomas ilegales de luz, mejor conocidas como “diablitos”, y la zona norte del país es en donde más se concentra este ilícito.

Solamente en 2017, la CFE registró pérdidas desde el punto de vista técnico, por disminución de voltaje, y no técnicas, derivadas del robo de energía, por 46 mil 592 millones de pesos, equivalente al 13.5 por ciento de lo generado, según cifras del Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional (PRODESEN).

El robo de energía eléctrica lo efectúan pequeños y grandes consumidores, pero son estos últimos los que más afectan las finanzas de la Comisión Federal de Electricidad.

Las ventas de la CFE se distribuyen de la siguiente forma: un 22 por ciento de la energía para mil empresas grandes; 37 por ciento para 300 mil empresas medianas; 25 por ciento para 33 millones de usuarios domésticos; y 16 por ciento para 4 millones de usuarios comerciales, agrícolas y de servicios, documenta el Observatorio Ciudadano de la Energía con datos oficiales.

En 2012 la empresa eléctrica que actualmente dirige Manuel Bartlett acusó ante la entonces Procuraduría General de la República a la Embotelladora Mexicana, Pepsico, por robarle electricidad durante cuatro años.

Los adeudos de Pepsico correspondían a dos plantas embotelladoras, una en Acoxpa y otra en Calzada de La Viga, en la Ciudad de México, conectadas en servicio de media tensión, cuyos medidores fueron revisados en mayo de 2012 por la CFE, y encontró dispositivos electrónicos que marcaban un consumo menor al real.

Para julio del 2012 la CFE retiró la demanda por 105 millones 181 mil 637 pesos en contra de Pepsico, al firmarse dos convenios de cobro entre dichas empresas.

El perdón a la empresa transnacional productora de refrescos y alimentos chatarra se dio a pesar de que el robo de electricidad está considera un delito grave.

Para muchos analistas, la buena relación que tenían los directivos de Pepsico con el expresidente Felipe Calderón, pudo haber influido para que el “huachicoleo” eléctrico que Pepsico realizaba, nunca fuera castigado.

En febrero de 2015, Felipe Calderón Hinojosa presumió en redes sociales su asistencia Zavala a la edición XILX del Super Bowl. El ex presidente de la República acudió al espectáculo deportivo celebrado en Phoenix, Arizona, en febrero de 2015, invitado por la compañía chatarrera Pepsico.

El político mexicano, escribió en su cuenta de Twitter: “Agradezco a @PepsiCo y a su CEO, la destacada Indra Nooyi, por su invitación al SuperBowlXILX”.

La relación de Felipe Calderón con los altos ejecutivos de Pepsico se remonta al 2006, cuando la transnacional lanzó en el país una campaña en radio y televisión para promocionar sus bolsas de papas fritas de marca Sabritas, que pertenece a su corporativo, en donde el comercial mostraba a una familia, mamá, papá, hijo e hija que presumían tener las manos limpias, con lo que se mandaba un mensaje subliminal para apoyar la campaña a la presidencia del candidato panista, cuyo lema principal era el mismo.

El comercial en cuestión tuvo un costo para la compañía transnacional de más de 14 millones de pesos, según datos de Ibope, pero lo grave de esta publicidad es que violaba flagrantemente la Constitución, que prohíbe a extranjeros intervenir en los procesos electorales nacionales.

El Gobierno de México, que encabeza Andrés Manuel López Obrador, así como enfrentó el robo de gasolinas, tiene la obligación de frenar el huachicol eléctrico, y revisar qué otros convenios se hicieron entre los gobiernos de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto con grandes corporativos, que muy probablemente, años después de sus mandatos, siguen afectando gravemente las finanzas públicas.