La realidad es que el gobierno siempre ha tenido la rectoría de las agendas que tienen que ver con ordenamiento territorial, desarrollo urbano y vivienda...

Siempre... Solo que, como lo gritan los resultados, por lo general lo han hecho mal.

Lo han hecho mal porque más allá del discurso, la verdad es que nunca los han tomado como temas verdaderamente prioritarios , han asumido irresponsablemente y con muy escasa visión esta rectoría y les ha resultado más fácil tirar culpas al pasado, que tomar los riesgos y cargas de trabajo de cambiar modelos, leyes y acciones de gobierno.

Pero el punto es que hoy, las agendas de ordenamiento territorial, desarrollo urbano y vivienda se han convertido en factores determinantes para la atención a temas tan delicados como la protección del medio ambiente y la justicia social.

Una buena noticia es que el nuevo gobierno vuelve a retomar la idea de la “recuperación de la rectoría”, solo que esta vez, lo hace en un momento clave, en que la planeación territorial se ha convertido en un aspecto que apunta a ser determinante en el proceso de entender, plantear e implementar, las acciones que conduzcan a México y los mexicanos a mejores escenarios de futuro.

Pero eso sí, hay que esperar que el llamado a la recuperación de la rectoría esté encaminado a sumar voluntades y no, como pasó en otros tiempos, sea el pretexto para seguir tirando culpas y etiquetas al pasado.

Y lograr esto implica tener la capacidad de unificar visión y objetivos, con base en programas integrales; programas que sean consecuencia de un Proyecto Integral de Nación, y vinculen y coordinen a las diferentes instancias públicas y privadas que tienen que ver en estos temas.

No es fácil y menos cuando los proyectos sufren de la falta de continuidad que marca la tradición de la política a la mexicana, en que cada seis años se hace un alto en el camino para tirar mucho de lo avanzado e intentar arrancar desde prácticamente cero.

No es fácil cuando la estrategia nacional choca irremediablemente con las infranqueables barreras de la autonomía municipal, que mantiene entre sus activos más preciados la potestad de decidir sobre lo que pase en su suelo.

Por lo pronto, Román Meyer Falcón, titular de la Sedatu (Secretaría de Desarrollo agrario, territorial y Urbano), tiene por delante el enorme reto de traducir en realidades, lo que en el discurso suena muy bien; que el Estado recupere la rectoría en estos temas, poniendo a la gente al centro del debate y de toda estrategia, apostando por una visión social, que para ser llevada a cabo, debe contar con la participación de la sociedad y la iniciativa privada.

No estamos hablando de un tema menor, en un mundo y un país que se urbanizan en forma acelerada, y en el que la vivienda se ha vuelto un bien caro y escaso.

El reto, evidentemente, es crear condiciones que hagan viables los objetivos de la política que busca implementar Meyer Falcón, lo que implica un enorme esfuerzo de coordinación institucional que permita que los objetivos de esta nueva visión sean tomados también en los estados, los municipios y toda instancia de gobierno relacionada con ordenamiento, inversión, legislación y gestión territorial y urbana.

Sería ideal que más allá de tener logros inmediatos –que también son importantes-, Meyer Falcón logre crear condiciones que sienten las bases de una política verdaderamente transexenal y en escenarios de corto, mediano y largo plazos.

Porque el hecho es que México se seguirá urbanizando y hay dos opciones; dejar el proceso en manos del destino, esperando que para personas, economía y entorno las cosas salgan en la mejor forma posible, o tomar el tema con total responsabilidad, asumiendo el compromiso de sumar las voluntades necesarias para dar forma a un modelo de desarrollo verdaderamente sostenible.

No hay vuelta atrás, el deterioro urbano ya es un balazo en el pie que limita las posibilidades de desarrollo de México, y la crisis de vivienda agudiza esta realidad y le pega de lleno a las aspiraciones de los mexicanos, agudizando los efectos del problema en los grupos más vulnerables.

Qué bien que el gobierno vaya por la recuperación de la rectoría en estos temas. Ojalá que vaya por ello con la fortaleza de saber sumar a la sociedad que requiere esas viviendas y mejores ciudades, pero también a la iniciativa privada, representada por las cadenas productivas relacionadas con la generación y financiamiento a la vivienda.

Todos queremos que el gobierno lleve esa batuta...

Ahora solo se necesita que Meyer Falcón y quienes desde el gobierno tienen que ver con estos procesos, recuerden la sabiduría que nos dejan las películas del Hombre Araña y tengan muy claro que “Un Gran Poder lleva implícita una Gran responsabilidad”, que es en este caso, la de crear esas viviendas y ciudades que México y los mexicanos necesitan.

Horacio Urbano es presidente fundador de Centro Urbano, think tank especializado en temas inmobiliarios y urbanos

Twitter: @horacio_urbano

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