El siglo pasado fue marcado por un proceso de incontenible y acelerada urbanización. La gente abandonaba el campo para seguir las promesas de las ciudades, provocando con ello todo tipo de fenómenos sociales, económicos y ambientales; más aún, cuando en muchos casos estos procesos no fueron ni previstos, ni reconocidos, ni atendidos por los gobiernos.

El hecho es que el mundo cambió –y México cambió también- y hoy 70% de la población vive en ciudades de todos los tamaños.

Y por supuesto, si bien la urbanización es un fenómeno global, sus consecuencias se viven diferente en cada país (Y en cada región, estado, municipio o barrio) debido a las circunstancias en que se desarrolló el fenómeno.

En el caso de México la urbanización posrevolucionaria, marcada por asentamientos irregulares y altísimos índices de invasión de predios, en mucho cambió a partir de que en 1972 fue creado el Infonavit, marcando la pauta para llegar a estos momentos con casi cinco décadas de producción masiva de vivienda formal.

La gente encontró soluciones a sus problemas de vivienda, algunos siguiendo los caminos de la informalidad, pero muchos lo hicieron respaldados por un sistema de vivienda y crédito hipotecario muy robusto...

Ni todo salió bien, ni todo se hizo bien... Pero lo justo es reconocer que quién sabe en qué país viviríamos si no fuera por los logros de una política nacional de vivienda capaz de sumar voluntades, esfuerzos, experiencias y capacidades, de gobiernos, sociedad e iniciativa privada.

Imposible entender qué hubiera sido de México si no hubiera existido el Infonavit...

¿Sería un país de mucho mayor miseria urbana en que la transformación de las ciudades tuviera como sello la vivienda precaria e informal?

Porque pese a todo, hoy nuestro país cuenta con enormes retos urbanos, pero cuenta también con el potencial del parque habitacional existente y de las cosas buenas que sí hay que contar de este periodo de urbanización.

El reto es poner en orden los procesos urbanos y atender los retos habitacionales que ello implica, porque la anarquía en la expansión de las manchas urbanas y el surgimiento de zonas de viviendas precarias, es consecuencia de la falta de planeación y estrategias para atender los procesos de desarrollo social, económico y urbano.

Urge acelerar los procesos de planeación de todas las zonas urbanas del país. Urge, al mismo tiempo, implementar también programas de vivienda que consideren nuevas urbanizaciones y nuevas viviendas, pero también regresar a las zonas urbanas y desarrollos habitacionales existentes, para revisar las formas en que mejor se puedan aprovechar, implementando programas de consolidación y regeneración urbana que permitan dar el mejor uso posible a suelo, infraestructuras y parque habitacional existentes.

¿Qué tal generar, mejorar y reciclar viviendas dentro de las zonas en que se desarrollaron hace años grandes desarrollos habitacionales que hoy cuentan con magníficas ubicaciones?

La solución debe ser integral y dar la oportunidad a qué la gente decida dónde y cómo quiere vivir, pero es seguro que así como habrá muchos que busquen una nueva vivienda, habrá otros que quieren vivir en zonas mejor ubicadas.

No se trata de esto o aquello... Se trata de esto y aquello...

Porque así son los procesos urbanos; la suma de soluciones dirigidas a atender las diferentes necesidades de la gente como parte de procesos planeados y debidamente conducidos por las diferentes instancias públicas.

Imaginemos que la transformación urbana sea resultado de la planeación y de un muy buen plan nacional de vivienda que contemple un catálogo de soluciones capaz de atender a todos los segmentos de la demanda en forma sostenible y equilibrando lo nuevo con la regeneración de lo existente.

Imaginémonos que la vivienda se pueda hacer dónde y cómo se necesita...

Imaginémonos un sistema de vivienda que brinde soluciones de todo tipo a los segmentos de menores ingresos... Que permita la movilidad social y física de la gente... Que funcione como sucede en la industria automotriz, en que el mercado funciona a partir de equilibrio en la demanda y oferta de vehículos nuevos y usados.

¿Imaginan que hubiera el equivalente a lotes de autos usados, a los que la gente vaya a poner su vivienda en venta asumiendo que con ello tendrá acceso a una mejor, sea esta nueva o usada?

¿Imaginan empresarios que entiendan las posibilidades de la regeneración urbana?

Hay que hablar de Regeneración Urbana... Ahí está el futuro...

No es casual que la Dirección Sectorial Empresarial del Infonavit haya dedicado a este tema su próxima Reunión Nacional, que se realizará del 19 al 21 de febrero, en la ciudad de Mérida, Yucatán.

A este foro acudirán representantes de las cadenas productivas relacionadas con la vivienda para conocer ejemplos exitosos de regeneración urbana a nivel internacional, y se buscar similitudes que enriquezcan modelos que se puedan aplicar en las diferentes regiones de nuestro país.

Se trata de tomar los retos urbanos como oportunidad y a la vivienda como detonador de procesos virtuosos que multipliquen oportunidades para todos los mexicanos.

Horacio Urbano es presidente fundador de Centro Urbano, think tank especializado en temas inmobiliarios y urbanos

Twitter: @horacio_urbano

hurbano@centrourbano.com