Todo comenzó por la intervención a grito pelado de una reportera de aparente ánimo troglodita. No era la primera vez ni la segunda en que mostraba ese talente rústico, poco civilizado de interactuar, en este caso, con el presidente de la república pero que muy bien se percibe como integrado a la persona, a la “personalidad” o a su entendimiento del sentido periodístico. Ya en la conferencia del 22-05-20 (como segunda parte del 22-04-20), al hablar sobre el tema de Notimex y San Juana Martínez, esta reportera había obtenido cierta notoriedad. Aunque sin llegar a opacar el folclorismo de personajes producto de las conferencias como Lord Molécula, el Falso Pirata, El Cantinflero, la Falsa Guerrera o la Pro-Cónsul Turca; ya no mencionemos a las estrellitas de la tele como Jorge Ramos, Nino Canún, Ricardo Rocha y Denise Dresser.

Su abrupto temperamento sonorense en la interlocución con el presidente en aquella ocasión (“así hablamos/somos los del norte”; suelen decir), que ella reconoce incluso como parte de la “escuela” periodística en que se formó, y que fue interpretado como algo positivo comparado con el estilo de otros participantes, le valió entrevistas cuando menos con Hernán Gómez y Julio Hernández López, que destacaron de manera positiva ese ánimo de confrontación y cuestionamiento; se convirtió en noticia. Gómez, interesado en el tema de las participaciones de los reporteros en dicha conferencia, sugirió en su entrevista con Ramírez que quizá debieran establecerse “otros métodos de selección y de dar oportunidad de participación a los periodistas… sorteo, lista, cualquier método que no dependa de la discrecionalidad del presidente (La Octava, 22-05-20).

Yo mismo elogié en twitter la participación y el cuestionamiento de la señora Reyna Haydee Ramírez, la reportera en cuestión, al responsable del poder ejecutivo en esa ocasión. Pero ese estilo estridente no puede prevalecer (“he hecho muchas estrategias para poder hablar como esa de sostener la mano sin poder bajarla una hora,… llamo, grito…”) porque contraviene otra convicción manifiesta de la periodista, “cuanto más beneficios sociales haga el reportero a la comunidad con el periodismo que hace, va a ser mayor el logro”. La estridencia y el desorden afectan el desarrollo de la conferencia y puede suceder lo del pasado 30-07-20, el peor encuentro matutino hasta ahora.

En lo sustancial estoy de acuerdo con ambos, Gómez y Ramírez. En varias ocasiones he tratado el asunto tanto de los reporteros como de la temática y la logística de la conferencia matutina que se ha convertido en fuente primigenia de información. En cuanto a lo primero, escribí una crítica a la monotonía, la reiteración y la necesidad de mayor y mejor variedad de temas y reporteros en la conferencia. En cuanto a la logística en tiempo de pandemia, hice la crítica reciente sobre el desdén a Susana Distancia y su destino rumbo a La Chingada, en Palenque, Chiapas.

Mas no puedo estar de acuerdo con lo sucedido el 30 de julio pasado, cuando al tratarse el tema de la nueva cónsul de México en Turquía, la periodista de polémica y escándalo, Isabel Arvide (propuesta del presidente al canciller y aceptada por este, afirmó el primero, aunque la suspicacia pública y un libro de intimidades de la cónsul sugieren pensar lo contrario), Ramírez hizo uso de la estrategia del murmullo y el grito para llamar la atención del presidente. Y aunque uno se pegue el teléfono o la bocina a la oreja para escuchar y suba el volumen, pasan alrededor de 20 minutos en que prácticamente no se oyen las preguntas e intervenciones de los distintos reporteros porque nunca usaron el micrófono. Da la impresión que se trataba de un encuentro casual, de café, sin reglas y sólo uno tenía micrófono; fue un casi monólogo. Y se repitió el mismo fenómeno en varios lapsos a lo largo de 1 hora con 40 minutos, a partir del tiempo de preguntas y respuestas.

Los reporteros empezaron a intervenir de manera desordenada y el mismo presidente cayó en el error de seguir ese intercambio sin pensar en la audiencia externa al salón de la conferencia; es decir, el país. Por momentos se retomó la normalidad usual pero de nuevo se volvió a esa interlocución de gritos, interjecciones, amontonamiento vocal, etcétera. Si se analiza la logística sonora y de comunicación de dicha conferencia se verá que, durante el periodo de preguntas y respuestas, fue más el tiempo en que el público general se quedó sin conocer del asunto excepto por las palabras del presidente.

Esta ha sido la peor conferencia matutina habida hasta el momento en términos de la comunicación, que se supone para eso se realizan, entre el poder de la república y la sociedad que tiene en los periodistas, idealmente, a los intermediarios. Estos instrumentos de la comunicación obstaculizaron, interrumpieron el hecho informativo. Y todo partió de un estilo reporteril declarado sin pudor: el murmullo y el grito. Obtener la atención a como dé lugar, la nota para sí, no la comunicación.

De aquí viene la importancia de encontrar mecanismos de intercambio entre el presidente y la prensa para que la audiencia obtenga el producto informativo y, si posible, crítico de esa fuente primaria que es la conferencia matutina. Así, del encuentro entre Gómez y Ramírez y mi propio análisis e interés, comparto unas propuestas.

1. Encontrar un método no discrecional para asignar el turno y la periodicidad de los reporteros; que el presidente acepte un juego democrático también en este punto. 2. En cuanto la pandemia lo haga posible, aumentar, variar, el número de reporteros y de temas; el de arte y cultura, por ejemplo, está del todo ausente. 3. Limitar a 2 preguntas por intervención; el abuso reporteril ha llegado a tal grado que el primer cuestionamiento se convierte en 3 o 4 preguntas y el segundo en otras 3, ¡he llegado a contar hasta 9! 4. No permitir el grito, la interjección, el intercambio sin micrófono, porque de esta manera se pierde la esencia de la comunicación que es con la sociedad, el país, no sólo con el salón del Palacio ni la persona del periodista; se evitaría así, por otro lado, que el ejecutivo acalle en ocasiones a algún reportero —como al de Proceso recientemente— y en otras permita la romería sin micrófono, como el 30-07-20.

Es importante que tanto el vocero del Gobierno de la República, Jesús Ramírez Cuevas, como el presidente López Obrador, hagan una evaluación de la situación para superarla ahora que regresen de su gira por el Pacífico. Sí se puede mejorar. La conferencia del 03-08-20 –donde se presentó el sistema emergente de educación para el regreso a clases- es un ejemplo. De manera inusual y contrastando con el 22-07-20 arriba referido, el presidente mismo solicitó hasta en 4 ocasiones observar la sana distancia durante la firma del acuerdo con las televisoras, pidió mover la mesa de firmas al centro del escenario, donde hay más espacio, y asimismo observaron a Susana Distancia durante la foto.