Ahora resulta que los villanos de la película son los gobernadores, en funciones y electos, sobre todo el de Oaxaca, Alejandro Murat Hinojosa, y el de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, quien en breve asumirá el mandato.

Esa parece ser la apreciación de la presidenta nacional de Morena, Yeidckol Polevnsky, tan polémica y combativa como siempre.

Al primero lo señala de dar instrucciones a los diputados de la actual LXIII Legislatura Local para aprobar leyes “al vapor”. Y del segundo acusa que, vía su brazo derecho, ha jalado a diputados locales de Morena hacia la bancada del PES en el Congreso de Morelos.

Por naturaleza (aunque debería ser a la inversa) todos los gobernadores lejos están de ser unas blancas palomas. Ejercer el poder siempre implica actuar con cierto maquiavelismo, con determinada astucia para conseguir objetivos políticos y ejecución de planes.

Sin embargo, las personas que integran las Legislaturas tampoco son la honestidad andando, salvo contadísimas excepciones. La experiencia dicta la existencia de tremenda corrupción en las cámaras del Congreso de la Unión y no se diga en los Congresos Locales.   

Las y los diputados locales (con sus salvedades) se han corrompido y han pervertido a tal grado la función legislativa que las votaciones le salen caras al gobernador de que se trate cuando aprueban alguna iniciativa enviada por él, deuda pública o ratificación de nombramientos de funcionarios del gabinete.

Así actúan hasta cuando designan a integrantes de los órganos autónomos, donde llevan mano los gobernadores a pesar de los procedimientos aparentemente transparentes.

¿Hay algún Congreso Local exento de tales pecados? ¿En qué entidad federativa?

Si bien es cierto que en principio los gobernadores compraban el voto de diputadas y diputados, después éstos pedían (o piden) el correspondiente pago; caso contrario, amagan al mandatario con exhibir las irregularidades de su administración.

Poco a poco la compra-venta de votaciones se ha convertido en mala costumbre que ha pasado de Legislatura en Legislatura, como si fuese una honrosa práctica parlamentaria, de la cual no escapan algunos morenistas en entidades donde Morena tiene bancada en el Congreso Local. ¿O no?

Oaxaca puede ser un caso representativo, en cuya actual LXIII Legislatura por primera vez hay una fracción parlamentaria de Morena, integrada por diputados y diputadas cien por ciento morenistas y por ex perredistas que se mudaron de bancada.

Incluso, en esa primera bancada de Morena Irinero Molina (ahora diputado federal de chapulineo) tuvo el honor de ser el primer presidente de la Junta de Coordinación Política en la referida Legislatura.  ¿Y aprobaron la Cuenta Pública? No lo han informado.

El gobernador pidió autorización para contratar deuda pública. ¿La aprobó la fracción parlamentaria de Morena? Parece que no. Pero tampoco hizo mucho por frenar la acción; los legisladores solo abandonaron la sesión (aparentemente) enojados, y ya.

Vaya, la actual LXIII Legislatura Local se aumentó (reasignó) más de 282 millones del pesos en el proyecto de Presupuesto del Gobierno del Estado 2018, que aprobó la noche del 9 de diciembre del 2017 mientras el pueblo dormía.

Así, de 546 millones 896 mil pesos, las y los diputados del Congreso de Oaxaca se aprobaron un presupuesto de más de 679 millones de pesos para el ejercicio fiscal  2018, sin que se sepa en que gastaron el presupuesto de 2017.

¿Y los de Morena qué dijeron? Hicieron algo de show, declaraciones de prensa en contra del aumento, y ya. Pero se desconoce si renunciaron a gozar de los beneficios de dicho aumento.

¿Habrá simulación?

Incluso, cabe preguntar: ¿Los y las diputadas locales oaxaqueños de Morena están libres de culpa en el uso electoral del presupuesto cameral?

En fin, Yeidckol Polevnsky debería revisar la actuación de la bancada morenista en el Congreso de Oaxaca. Porque “el buen juez por su casa empieza”, según reza la vox populi.

Los demás partidos políticos ya se encargarán de sus respectivos diputados.

Pero está bien la preocupación de Yeidckol porque las Legislaturas de Oaxaca –la actual y la entrante en noviembre— aprueben leyes benéficas al pueblo y aquellas para concretar el Plan de Nación de Andrés Manuel López Obrador como Presidente de la República.

Sin embargo, ni el mismo Presidente debe dar órdenes a las Legislaturas Locales ni a los gobernadores, mucho menos la líder de un partido. Porque las entidades federativas son soberanas en su régimen interior en cuanto a las facultades no delegadas a la Federación.

Lo que sí puede AMLO y Yeidckol Polevnsky es meter al orden a las diputadas y diputados electos locales de Morena y de la bancada en funciones, porque traen tremenda división; uno de los grupos los comanda el senador Salomón Jara Cruz, y el otro grupo lo tiene Nancy Ortiz, actual presidenta estatal morenista.

Es más, Yeidckol le echa pleito al gobernador Alejandro Murat mientras varios morenistas oaxaqueños mantienen estrecha relación con él y con José Murat. Y allá los morenos, porque los priistas solo hacen su chamba política.

Algunos morenistas hasta compadres son de los Murat, y otros se han hecho de los cargos públicos gracias a la ayudadita de los priistas.

La relación entre priistas y morenistas de Oaxaca tiene alcances en ligas nacionales. Por ejemplo, el senador Ricardo Monreal y José Murat guardan añeja amistad y ciertas coincidencias políticas mediante las cuales han hecho acuerdos a lo largo de la historia.

Entonces, Yeidckol Polenvsky se desgasta peleándose con los mandatarios cuando primero debe poner orden interno.

MORELOS

Como es sabido Yeidckol Polevnsky, arremetió en contra de Cuauhtémoc Blanco, gobernador electo de Morelos, por no haber incluido a su equipo de gobierno al ex senador Rabindranath Salazar.

Y dicen que la presidenta nacional de Morena dijo lo siguiente: "Yo hubiera esperado del futbolista que le hubiera dicho a Rabin: ‘aquí está el estado qué quieres. Sé el secretario de Gobierno, ten la mitad de los cargos. La mitad para Morena, la otra para nosotros, y gobernamos de forma conjunta, tristemente esto no ha sucedido’”.

¿En serio lo dijo así? La Constitución claramente establece que el Poder Ejecutivo en las entidades se deposita en una sola persona llamado gobernador. Entonces, ¿cómo repartir el gabinete entre miembros de los partidos aliados en la coalición Juntos Haremos Historia?

En fin.