“Hay hombres cuya conducta es una mentira continua”

Barón de Holbach

 

De nueva cuenta, como cuando lo hizo en el tiempo en el que para desgracia de los coahuilenses fue su Gobernador, el priista Rubén Moreira Valdez miente al seguir con su absurda venganza en contra de Armando Guadiana y buscar se prohíba la tauromaquia a nivel nacional.

El hijo político de Elba Esther Gordillo legisla con base en sus preferencias y fobias y en realidad no tiene nada en contra del toreo, porque lo que realmente lo mueve es un profundo rencor hacia el Senador Armando Guadiana, quien entre otras cosas es ganadero y empresario taurino.

Al presentar una propuesta para prohibir las corridas de toros en México, Moreira se apoya en el supuesto estudio “Diagnóstico de la tauromaquia en México“, del cual no cita fuente técnica o académica y que contiene una sarta de falsedades y mentiras.

Dice en su exposición de motivos el legislador que “La puya o pica, es una punta de acero de 14 centímetros que se utiliza para clavarla en el toro, perforando el pulmón y provocando una hemorragia interna terrible”.

¡Mentira!

Es evidente que Moreira es o lo hacen tonto, porque esa idea la sacaron de un texto antitaurino que se echa por tierra con solo analizar un diagrama de la anatomía de los bovinos. No hay forma de que la puya llegue a los pulmones y si así fuese se provocaría un inmediato derrame con vómito el cual nunca se aprecia al término del primer tercio de la lidia.

Y sigue: “Las banderillas, que tienen un largo de seis a ocho centímetros de largo, desgarran los nervios del cuello del toro con cada movimiento que hace, éstas son introducidas en su cuerpo para disminuir la agilidad y defensa del toro. Éstas armas provocan hemorragias intensas, lesiones musculares, en vértebras y costillas, causando la insuficiencia respiratoria del toro”.

¡Mentira!

De nuevo habrá que obsequiarle al legislador una lámina de la anatomía de los bóvidos para que se oriente y aprenda, antes de escribir y proponer en la Cámara tales barbaridades.

No conforme Moreira insiste: “El golpe final del torero, conocido como “la estocada”, casi nunca penetra en el hoyo de las agujas colocadas anteriormente, lesionando de manera fatal bronquios, pulmones, esófago, tráquea, hasta que finalmente provoca parálisis de nervios y/o hasta que el toro se ahogue con su propia sangre”.

¡Mentira!

En términos estadísticos a lo sumo dos de cada diez estocadas alcanzar a lesionar la parte superior de los pulmones. Los otros órganos que cita forman parte del sistema pulmonar y digestivo de los astados.

Cegado por su afán de venganza, Moreira vuelve a mentir: “Las corridas de toros deben prohibirse por el salvajismo al que son sometidos los caballos de los picadores, pues previo al evento, les cortan las cuerdas vocales para que el público no escuche los relinchos y quejidos de dolor, además de que sufren fracturas y destripamientos durante la corrida, por lo que no sobreviven a más de tres o cuatro de ellas”.

¡Mentira!

Antes de escribir, firmar y repetir estupideces que son una absoluta falsedad, sería prudente que Rubén Moreira tuviese cuando menos el interés y decoro de consultar a profesionales y académicos a fin de conocer la verdad.

Los caballos de pica tienen una larga vida útil y gracias al peto protector son muy raras las ocasiones en que sufren lesiones. A cambio reciben un trato especial y lleno de cuidados los días en que no trabajan.

El remate de la propuesta del insulso diputado no tiene desperdicio: “Los toros, novillos, becerros y demás animales que participan en la fiesta brava experimentan sufrimiento como pudiera hacerlo un humano, toda vez se trata de mamíferos cefalizados.

Cuentan con sistema nervioso central y una compleja red nerviosa y neuronal que dispone de receptores de dolor, por lo que bajo ninguna circunstancia podría argumentarse que los toros de lidia nacen para ser sacrificados, aún y cuando sean alimentados y reproducidos en cautiverio, con ese propósito”.

Partiendo de lo anterior, los bovinos de abasto (toros, vacas, becerros) tampoco deberían ser sacrificados pues igual son alimentados y reproducidos en cautiverio.

Se olvida el legislador que una de las actividades más importantes de su estado natal es la crianza de reses para consumo humano. A diferencia del ganado de engorda, las reses de lidia atacan por instinto y esa característica en su raza ha sido preservada desde la llegada de los primeros toros y vacas a nuestro país.

Lejos de enfocarse en verdaderos problemas que ocurren en Coahuila y el resto del país (la reciente matanza en Villa Unión por ejemplo), Moreira prefiere dedicar sus esfuerzos a atender “vendettas” personales.

Señor Moreira, por favor, condúzcase con propiedad. Usted no se manda solo, es un empleado de todos los mexicanos y por estar ahí cobra un importante salario; su trabajo no es hacer leyes a su gusto o conveniencia, sino el velar por el interés legítimo de las mayorías, cuidando siempre el que no se atropellen los de las minorías.

Finalmente, un editorial en sólo cuatro palabras: “¡Ya póngase a jalar!”.