Cuando fueron evidenciadas y comprobadas las diabólicas prácticas del criminal Marcial Maciel, fundador de los autonombrados legionarios de cristo protegidos por papas habidos desde 1948 cuando aparecen en los archivos vaticanos las primeras denuncias por pederastia en contra del michoacano Maciel, el ingeniero Slim, se atrevió a defender la causa de esta obra, porque según se conoció, él opina que “educan” muy bien a los niños y jóvenes. Siguió ayudando a los legionarios de Cristo porque continuó con sus donaciones con exención de impuestos para apoyar a esa secta creada por un monstruo cúspide de la inmoralidad criminal. Ello nos orilló a meditar en la falsa moralidad regada por nuestro territorio, en la pérdida de los valores universales del amor más allá del individualismo efímero del ególatra, del cinismo que emana del negociante rapaz generándose así, supongo, una gran confusión entre el bien y el mal. 

Vuelve, pues, ahora a la escena el ingeniero Carlos Slim, a causa de contratos leoninos en el rubro energético apalancados con gobiernos neoliberales por “las vías legales de la licitación”. Arguye Slim, por tanto, que en efecto está recibiendo por contrato firmado con el gobierno mexicano un dineral de su parte que igual no merece, pero que no es culpa suya porque así está acordado legalmente, en detrimento del pueblo de México. Grupo Carso por contrato firmado con administración anterior, aunque no favorezca al pueblo de México sino a empresa particular, está en su derecho de recibir lo contratado. 

AMLO lo sabe, son tres las empresas bajo el mismo entendido legal leonino además de Carso, una canadiense y otra española, pero el presidente pide a Carso que coopere con su país, para su limpieza de conciencia, para la causa civil, para el bien social. Así actuaría un verdadero religioso de buen corazón, pero parece que este hombre hasta el día de hoy, solamente se conformó con ser legionario de Cristo. Ha sido expuesto una vez más el señor Carlos Slim en sus tratos con los pillos de antaño. Si no cambia de actitud se auto reafirmará ante la gente como hombre sin frenos morales en el terreno económico. Pero como nunca es tarde para enmendar si realmente desease el ingeniero reivindicar su reputación, dialogaría con el presidente, acordaría lo mejor en este caso para renegociar, para balancear justamente, para aportar a la sociedad que se encuentra en situación crítica justo por los eternos abusos del poder en contubernio con poder económico, hoy, en plena lucha de erradicación, en cruzada informativa al pueblo para señalar cohecho y poder ser abolidas dichas prácticas corruptas anteriores. Los ricos recursos nacionales que pertenecen a todos los mexicanos ya han sido saqueados y exprimidos con extrema avidez por particulares, ahora es tiempo para la maquinaria económica de aportar a la austeridad, al ahorro, no sólo pensando como es natural en la competitividad de la libre empresa propia, sino en pos de la transformación nacional hacia la moral universal y hacia la justicia social. México ya cambió, y se encuentra en plena recuperación de su salud. ¡Que viva México!