Bien dice el dicho que hay que esperar lo mejor y prepararse para lo peor.

El PRI, de manera sumamente arrogante y de la mano de una supuesta ventaja que en encuestas rebasaba el 50% de las preferencias creía que esta elección presidencial sería un mero trámite.

Ya se frotaban las manos los dinosaurios con todos los negocios y tranzas que ya veían en sus manos a partir del 1 de diciembre de 2012, sentado el engendro de Televisa en la silla presidencial.

Decían que la campaña de Enrique Peña Nieto, a pesar de haber dejado al Estado de México en una situación lamentable, era “perfecta”. Que Luis Videgaray era “un genio”. Que las redes sociales “no pesarían en la elección”. Que la ventaja era “irreversible”. Que los “activistas” “dominarían” Internet.

Se equivocaron.

Nadie esperaba que el cambio de juego comenzara, de todos los lugares, en la Ibero. Pero ahí fue donde se vio por primera vez la grieta en la armadura del engendro. Y la grieta en estos momentos, ya es un enorme boquete visible para todos.

El peor escenario posible, que ni el PRI, ni Televisa ni su monigote Peña Nieto habían previsto era el de la protesta generalizada y pacífica de los jóvenes contra la imposición mediática de un tipo que no tiene la capacidad de ser presidente de México y que no tiene plan alguno excepto el saqueo y la privatización.

Y eso es lo que está pasando. Los jóvenes, los estudiantes y muchos adultos han decidido salir de las redes sociales y hacer presencia en las calles para desnudar al dinosaurio que se esconde detrás del copete y la gel.

Incluso algunos hablan ya de una “primavera mexicana”, lo cual debe haber sido la cura para el estreñimiento entre muchos “estrategas” priístas que no saben otra más que el acarreo y la compra de apoyo y votos, tanto en espacios reales como virtuales.

No sé si alcance este movimiento para detener la estampida de los dinosaurios a 5 semanas y un día de las elecciones. Pero al menos le daremos pelea a los bastardos que desde hace 8 décadas han intentado acabar con México.