Ayer vi por televisión “Duelo de Titanes” (1957), una película de vaqueros con Kirk Douglas y Burt Lancaster. Narra la balacera de O.K. Corral, recreando los sucesos reales en el legendario pueblo de Tombostone. Y como es usual en el género western, la película tiene su clímax en un pleito muy aguerrido entre buenos y malos.

En México andamos con el pendiente de un próximo O.K. Corral. Para las fuerzas del orden (en este caso, AMLO), el enemigo es uno, aparentemente, pero el verdadero adversario es otro. El opositor aparente se llama Enrique Peña Nieto: frívolo, fashion y medio bobalicón. Pero en el fondo, AMLO va por otra presa: ya aventuró el Presidente en la mañanera algunos indicios. Basta con decodificarlos.

Por ejemplo, tenía rato de no referiste al neoliberalismo como culpable de los males del país, en este caso, de los feminicidios. Sin embargo, para AMLO, el neoliberalismo encarna en una casta específica: los tecnócratas. Y seríamos muy tontos si creemos que Peña Nieto es un tecnócrata. Primero sería astronauta o monje tibetano en el Himalaya.

Tecnócrata lo es, en todo caso, Emilio Lozoya y su papá. Y el jefe de ellos no era Peña Nieto. Era otro. Y lo sigue siendo. Si el pacto entre Peña y AMLO existe (y yo creo que sí existe), a quien busca acorralar AMLO en su versión totonaca de O.K. Corral, no es al anterior Presidente, sino a uno que estuvo antes. Alguien que podría repetir el parlamento del personaje que encarna Kirk Douglas: “un barbero necesita una navaja, un sheriff una pistola; yo que soy jugador, el dinero es mi herramienta de trabajo”.

Tal parece que hacía ese personaje apunta lo que delató en EUA Jesús “El Rey” Zambada, para conseguir la categoría de testigo protegido. Tal parece que esa información la quiere ofrecer Genaro García Luna para atenuar los cargos del fiscal en contra suya. Tal parece que a eso se refería Javier Coello, cuando dijo que Lozoya “no se manda solo”. Tal parece que ese es el acuerdo extrajudicial al que quiere llegar el abogado Juan Collado.

O.K. Corral no es un pleito entre buenos y malos, es un agarrón entre innombrables y ya sabes quién. El perseguido, que todos conocen como villano preferido, parece estar dispuesto a incendiar la finca y crear el caos en el corral. Así me lo dijo un cercano de Alejandro Gertz Manero.

Francamente, antes de que se acabara “Duelo de Titanes” con Kirk Douglas, me quedé dormido porque soy muy flojo para ver películas de vaqueros. Así que no se cómo termina. Pero este pelito entre tecnócratas y morenistas sí sé cómo acaba. Y mañana les cuento quién ganará.