Columnómetro de Aquiles Baeza

1.- El corte de caja del 1 de septiembre es una buena oportunidad para presentar el control de los daños causados por la crisis sanitaria y sus devastadores efectos en la economía, además de repasar los compromisos pendientes de lo que pudo haber sido y no podrá ser en el corto plazo.

Sin duda en estos inéditos tiempos hemos aprendido muchas lecciones, y por eso en la madurez democrática se espera de parte del gobierno su disposición para corregir errores tras admitir que ha incurrido en omisiones ―como la falta de apoyo a las empresas y los trabajadores― y no reducirlo todo a los lugares comunes de que ya la libramos.

Para algunos observadores juiciosos este segundo año de gobierno ha sido un año perdido, en redes sociales puede leerse que si pudieran borrarían del calendario el 2020. Y pensar que hace dos décadas se planteaba el 2020 como un parteaguas del desarrollo, donde podíamos asomarnos a la ventana del futuro.

Pero el Covid-19 echó muchos sueños por la borda. Entre estos los del nuevo gobierno que, con la bandera de acabar con el neoliberalismo, las desigualdades, la corrupción y la inseguridad, ha quedado atrapado en proyectos caros y que huelen a fracaso; por la pandemia habrá 10 millones de nuevos pobres y por la violencia criminal el número de muertos ha rebasado todas las expectativas.

Contra todo lo esperado, el soporte de esta administración han sido las Fuerzas Armadas. Todo lo demás tiene muchos asegunes.

Habrá quien diga que este es un gobierno con muy mala suerte, pues a pesar de los 30 millones de votos y una popularidad inimaginable, se ha prometido mucho pero nada más.

La figura pública no gobierna por sí sola.

Por ejemplo, el presidente tendrá que poner a luz la estrategia para recuperar los millones de empleos perdidos. Y todavía no se ve claro.

El jefe del Ejecutivo ha tomado distancia con el sector empresarial, pero también con los gobernadores, lo que supone un quebranto en la fortaleza del pacto federal. Al final el resultado no ha sido bueno para nadie.

El próximo 19 de agosto se realizará la reunión de la Conago en San Luis Potosí, espacio donde los gobernadores que han propuesto una Convención Nacional Hacendaria esperan ser escuchados. Ojalá y no termine en un desastre, lleno de descalificaciones contra aquellos que se han atrevido a levantar la voz.

El 1 de septiembre esperamos escuchar que trabajan en acciones para que la calidad de vida de los mexicanos no siga decayendo; que la salud está en el filo de la navaja por la escasez de medicamentos; que las clases por televisión serán temporales y que se retomará con mayor intensidad el programa educativo para revertir los bajos niveles que tienen nuestros hijos.

La lista de los pendientes es larga. Y para acabarla, los mexicanos hemos perdido mucho tiempo en el juego absurdo pero cotidiano de las distracciones.

Las mañaneras ya no marcan la agenda nacional, sino una temática que da cabida lo mismo a las teorías de conspiración, que permite se hable de personajes cuyos restos descansan en el panteón de la historia nacional y que ni idea tienen de lo que ocurre hoy.

Todos los días van y vienen acusaciones contra personajes de humo que pronto desaparecen del interés nacional. Un día hacen puré a la mafia del poder, como los propietarios de la radio y la televisión, y al día siguiente los mismos aparecen arrepentidos y muy colaboradores pero sin perder privilegios. Los críticos de ayer, sobre todo de las televisoras, hoy tragan sapos sin hacer gestos.

El 1 de septiembre es buena oportunidad para ofrecer certezas de que tardaremos muchos años en recuperarnos de esta crisis y no de prometer lo que nunca se cumplirá.

2.- Vaya, vaya, parece que el actor Diego Luna tiene un programa de televisión que no lo tiene ni John Ackerman.

La verdad es que no sabíamos que a Diego le gustaba eso de andar entre ollas y sartenes, lo que hay que hacer para no desaparecer del radar. Y sí, Chumel sigue sin que le hagan sombra.

3.- Por cierto, han pasado los meses y todavía no encontramos una explicación coherente de por qué el actor Gael García tuiteó en abril un efusivo “gracias, gracias, gracias” a López-Gatell. Sus amigos y los que no lo son coincidieron en que andaba medio atarantado.

¿Será que 50 mil muertos después sigue pensando lo mismo?

4.- Un mensaje a tiempo… Si persiste el desabasto de vacunas para proteger a los niños, estará en riesgo la capacidad inmunológica de la generación a la que este gobierno quiso salvar de la comida chatarra. Tuitazo de @jagomezpineda a propósito de la alarmante nota de @ivonemelgar, en la que alerta sobre el déficit de vacunas que afectaría a 700 mil niños.

5.- Y si van contra la comida chatarra que lo hagan en serio y no se tomen el camino fácil de echarle la culpa nada más a los refrescos y papitas en lugar de admitir que ha dejado mucho que desear la estrategia de salud contra la pandemia.

Si van en serio tendrían que normar la venta de quesadillas, sopes, las gorditas de chicharrón, las reverenciadas guajolotas y otras muy ricas fritangas que escurren grasa y hartas, pero hartas, calorías.

6.- ¿Ya renunció Víctor Toledo o nada más fue para hacerse notar?

7.- Qué bueno que corrieron al equipo que armó la campaña de Mom I'm in Acapulco, parecía el promocional de una zona roja.

Pero no se queda atrás la ignorancia en Visit México (versión en inglés), donde le cambiaron indebidamente el nombre a lugares y sitios del país porque así les sonaba, sin que en la Secretaría de Turismo se enteraran.

Por eso el meme de la semana se lo llevó Miguel Torruco, hoy conocido como Very old Thor (Thor Ruco).

Estos escándalos lo único reflejan es que muchas áreas del gobierno son ocupadas por cuates y gente improvisada.