La semana pasada a través de nuestra columna denominada emancipación política, hicimos énfasis en los hechos que han reconfigurado una plataforma social que está constituida por mujeres emprendedoras, activas, conscientes y con una visión particularmente estricta de ese relato que se forja en el dinamismo por buscar condiciones de equidad y de igualdad por medio del reconocimiento del papel fundamental que juega en la actualidad.

Mujeres Haciendo Historia, sentó las bases en aquellas anecdóticas movilizaciones que nos trasladan a 1992: una fecha donde el sistema predominante del PRI, era seducido vilmente por el hambre de la intransigencia del poder y la supremacía. Era, pues, un clima que apresuró la fuerza de miles de mujeres que motivadas por el ciclo coyuntural político que abrió paso a la degradación, de un aparato gubernamental que había puesto en marcha la operación de un fraude electoral en 1992 en Michoacán, sobre todo, cuando una corriente de izquierda venía empujando y suplicaba un cambio al paradigma, sobresalieron gracias al esfuerzo colectivo.

Estas acciones, arrojaron una mirada reflexiva al pasado que fue narrado por una mujer activa que es pieza fundamental. María Ortega Ramírez ha permanecido en el escenario sociopolítico frente a muchas adversidades; ahí, se combatió a través de la manifestación pacífica, cuando en una defensa, abrieron brecha a la capital de país en una caminata que duró días; aquí, prevalecía la sed, el cansancio, el hambre; sin embargo, afloró la convicción y la simpatía de que el sendero era largo para reconocer la voluntad de las mayorías. Sin duda, esa etapa marcó un precedente en la memoria de todos los michoacanos, quienes reconocemos la valentía, el ímpetu, el empuje, pero de igual forma, la pasión desbordada por las causas justas.

Esa historia, pudo ser recapitulada a través de la narrativa de un rodaje que fue recolectado; aquí, atestigüé por medio de la evidencia visual; ese momento fue emotivo y con toda la honestidad me impactó muchísimo observar el ciclo de improvisación por las condiciones donde la resistencia, jugaban un papel crucial. Ese aliado, fue el detonante y la firmeza para trazar una agenda en defensa de la soberanía y el respeto a una democracia que daba signos de debilidad, por el desprecio que era manoseado a diestra y siniestra por las más altas esferas del poder.

Fue intenso el instante; incluso, la manifestación y el estupor que mostraron todos los concurrentes al salón de un hotel de la ciudad de Morelia, dejó sin aliento, pero también irradió una dosis sentimental que desbordó las lágrimas de diferentes asistentes, cuando al ritmo de la música tradicional de “Juan Colorado”, miles de mujeres se movilizaban; unas descalzas y con hijos en brazos. Eso, es lo más trascendental que evidentemente movió la fibra más sensible de nuestro ser. Todo eso fue motivo para seguir dando mi apoyo a un colectivo de mujeres que día con día luchan por la preocupación de expresar en distintos matices que últimamente se han vulnerado varios derechos de equidad a promover mecanismos y leyes que fortalezcan el rubro.

Enhorabuena para todas aquellas mujeres; el sábado observé un gran ambiente, sobre todo de unidad porque el marco de participación, hizo antesala al día Internacional de la mujer.

Resaltó el liderazgo de María Ortega Ramírez, una mujer cuya perseverancia rompió el esquema de todos aquellos prejuicios; María tuvo momentos difíciles en esa lucha; no obstante su determinación y tenacidad, son dignos de aplaudir en un periodo donde las condiciones políticas eran desiguales.

El relato de María Ortega Ramírez ha sido fundamental en dirección a manifestar el rol protagónico de la mujer en Michoacana. María es pionera del movimiento y defensa de la democracia en nuestro Estado; por ello, su dirección ha tomado nuevamente fuerza de aquella época similar a 1992, donde una avalancha social era desbordada por aquel hecho cuyo rasgo particular, abrazaba las energías de una columna social que a gritos pedía el cambio en Michoacán. El reconocimiento es hacia todas aquellas integrantes de Mujeres Haciendo Historia; y en el caso de Ortega Ramírez, resalto los rasgos específicos que son determinantes para ser un referente que transmite esa capacidad consciente, pero también de convocatoria.