Los resultados de desempeño económico en el primer trimestre de 2019 y ya bajo la estrategia establecida por el nuevo régimen le jugó un fuerte revés a la Cuarta Transformación.

Entre enero y marzo el Producto Interno Bruto (PIB) de México disminuyó 0.2 por ciento con relación al trimestre anterior, que corresponde a los meses de octubre a diciembre del año pasado, aunque a igual trimestre de 2018 se advierte un avance 0.2 por ciento, descontando en ambos casos el efecto de los cambios cíclicos o estacionales que se pudieran presentar en el periodo analizado.

Aunque el dato corresponde a una “estimación oportuna” o adelantada elaborada por el INEGI contrasta negativamente con las estimaciones de los analistas del sector privado que estimaban un avance del orden de 0.3 por ciento, considerando aún los efectos de la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México en Texcoco.

De los tres sectores que integran el PIB solamente las actividades del sector primario, representado por el sector agropecuario, creció 2.6 por ciento con relación al trimestre previo, aunque también muestra signos de desaceleración comparado con el miso trimestre del año pasado.

Las actividades secundarias, en donde se ubican la industria manufacturera, la generación de energía, construcción y producción manufacturera, mostró una caída de 0.6 por ciento, mientras que las actividades terciarias, que reúne a los servicios como el turismo o los bancos, también se ubican con tasa negativa de 0.2 por ciento. En el mismo trimestre del año anterior, los datos fueron de menos 2.1 por ciento y avance de 1.0 por ciento respectivamente.

Esta información, que podrá modificarse quizá positivamente una vez que se conozca en la segunda mitad de mayo el dato definitivo del PIB pone en entredicho el objetivo presidencial de alcanzar hacia los últimos años del sexenio una tasa de crecimiento económico anual de 4 por ciento porque rompe las expectativas más favorables basadas en la racha de crecimiento observada desde abril de 2018.

Como parte de la estimación oportuna del PIB trimestral, el INEGI presenta además los datos del PIB “original” oportuno, que si bien resultó más favorable con una tasa de 1.3 por ciento, refleja también una importante reducción respecto del trimestre anterior.

Por si fuera poco, el empleo si bien avanza lo hace a un menor ritmo que el año pasado. En febrero apenas subió 1.7 por ciento, mientras que en igual mes de 2018 creció 2.4 por ciento.

El magro desempeño de la economía nacional confirma que buena parte de las inversiones productivas se han postergado a la espera de que se presenten señales de certidumbre económica y de seguridad.

Se estima que el valor de la inversión privada en México es 7 veces superior a la del sector público, pero por las alocadas decisiones económicas del gobierno se ha mantenido a la expectativa de una estrategia de crecimiento sostenible, que muy probablemente no logrará que el PIB avance más de 1.5 por ciento este año, aún cuando la fortaleza estadounidense jale a nuestro país.

En el panorama existen varios obstáculos, el principal está en la ratificación del tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), el lento desempeño de la economía mundial y un sector energético restringido, especialmente Pemex, además del avance de la delincuencia en todo el país.

Urgen señales de coherencia con políticas públicas que reencaucen la esperanza nacional en favor del cambio con crecimiento y bienestar.

@lusacevedop