La mayoría de la gente en estas fechas vive su vida en un torbellino vertiginoso, no solo de emociones, también de sentimientos… cualquiera que quiera crecer o evolucionar tiene que detenerse primero a analizar en qué lugar del camino se encuentra y a dónde quiere llegar, todos estamos en diferente escalón; y tomando esta premisa podemos visualizar con más amplitud lo que sentimos…

Todos los seres humanos estamos hechos de experiencias, de recuerdos, de vivencias. Estas edifican lo que somos en la actualidad y serán parte fundamental de lo que seremos. Dejar que la nostalgia nos acaricie de vez en cuando, que nos abrace y nos traiga un poco de lo vivido no tiene por qué ser algo negativo, gran parte de ello depende exclusivamente de nosotros.

Vivir la vida sin pensar hacIa dónde vas puede ser meritorio para algunos, siempre y cuando tu forma de vida no interfiera con los de tu derredor, los problemas comienzan cuando hay más de alguno que depende de ti, ahí las situaciones cambian y comienza la disyuntiva, ¿detenerte a pensar en tus dependientes o pensar primero en ti?

No han dicho que en los aviones tiene una razón de ser que sean los adultos quienes primero se pongan las máscaras de oxígeno si hay algún problema y esto se debe a que si tú estás bien podrás en consecuencia ayudar a los infantes o adultos mayores que te necesiten… ¿Aplica esto para la vida diaria?

Quizá podemos hacernos este cuestionamiento ante cada bifurcación de camino a nuestro paso, los días de fin de año queramos o no siempre nos llevan a la reflexión sobre lo que hemos hecho a lo largo del camino, queramos o no en algún momento del día recordamos a la familia lejana, al hermano en discordia, al ex que nos hizo la vida imposible, al hijo que se olvidó de nuestra existencia, al amigo ingrato que abusó de nuestra amistad y tal vez reaparezca solo para pedir algún favor…

Los seres humanos somos entes complejos y simples a la vez, la paradoja de la contradicción quizá se asienta en nuestra forma de absorber los sentimientos de otros, quizá ha ido evolucionando al paso de los días por el mundo que nos rodea y que de muchas maneras influye en nuestros comportamientos.

¿Los mismos humanos somos espejos y a la vez imagen reflejada de alguien más?

Bioneuroemoción, palabra compleja que describe a un especialista en la materia y que nos vienen a decir con palabras simples por qué nos aqueja ese raro sentimiento en épocas especiales, pero en fin de año particularmente; la serie de expectativas que nos planteamos al comenzar el año parece ser el punto decisivo de esta historia, así como darnos cuenta que los momentos pasados ya no podrán regresar y si lo hacen no serán exactamente iguales a como los hemos magnificado en nuestra maravillosa mente.

Curiosamente esto afecta a todos los seres humanos indistintamente de raza, religión , edad o estatus socioeconómico, poderosamente llama la atención que a últimas fechas aminora la edad, los adolescentes y los niños están resintiendo la nostalgia que acompaña cada fin de año… ¿A qué lo podemos atribuir?

La llamada “depresión blanca”, dado este nombre por la nieve que acompaña las fechas decembrinas y que también se siente más en los países del norte del planeta, donde la luz solar baja en intensidad o literalmente desaparece, puede ser otra de las explicaciones que los científicos han buscado para explicarnos este fenómeno, se puede entender, cuando en días nublados o con frío, nuestro ser se rebela para ir a trabajar y deseamos quedarnos acurrucados en casa disfrutando con los nuestros.

Los trastornos psicológicos suelen agudizarse en estas fechas, según nos cuentas las estadísticas de los especialistas en la materia, la soledad incrementa y el individuo con menor capacidad de resiliencia es quien la sufre con mayor crudeza, de ahí que los índices de suicidios aumenten en todo el planeta, no solo por las bajas temperaturas térmicas…

Pareciera que la heladez del corazón, hablando metafóricamente es la que más pesa en el ser humano, añádale la sobredosis de películas, canciones e historias navideñas, así como las reuniones familiares en donde muchos son excluidos, lo que era simple nostalgia o melancolía se convierte en un sentimiento profundo de soledad, abandono y tristeza, dando como resultado el alza en los números fatídicos de cada país

Por otro lado, los gastos compulsivos, la necesidad de adornos y fiestas ruidosas pueden ser un indicativo de insatisfacción, más que de verdadera alegría por culminar un año, intentar cubrir las fobias sociales mostrando enojo ante la felicidad de los demás sea ésta natural o ficticia es otro indicativo aunque se necesita de un especialista que diagnostica cada caso en particular.

Hay factores que intensifican las sensaciones, ya sea de angustia o impotencia, el rubro económico parece ser uno de los preponderantes, la situación laboral, ya que en fechas de fin de año se rescinden muchos contratos, súmele la situación sentimental que vivamos, las familias a distancia y los recuerdos de la infancia pueden sumar grandes cantidades de angustia o tristeza a nuestra vida, la falta de regalos materiales en nuestra niñez nos recuerda que “debemos hacer lo imposible” para que a los nuestros no les suceda lo mismo… sin tomar en consideración que para la evolución de un pequeño algo de frustración no cae nada mal…

Las experiencias y vivencia son vitales para la forma como esperamos y vivimos los últimos días del año… Obviamente no será lo mismo para alguien que durante toda su vida o niñez tuvo días de amor y regalos físicos y emocionales… que para otro que pasó privaciones o penurias y frío en las mismas épocas… los recuerdos vividos influirán por siempre en cada uno de ellos, para bien o para mal, lógicamente cada carga emocional influirá definitivamente…

Otro elemento presente que tenemos mucho más ahora es: “La presión mediática” el bombardeo inusitado ante el cual somos presa fácil en cada minuto del año, no poder comprar los regalos que nos ofertan o no tener el árbol de navidad y esa familia feliz que nos venden a cada minuto puede ser agobiante para muchos..

¿Podemos evitar sentirnos mal por lo que no tenemos o no podemos comprar?

Los especialistas nos dicen que evitemos compararnos con los demás, que analicemos a fondo los estereotipos que nos venden, que busquemos con inteligencia centrarnos en lo que de verdad nos causa alegría, que evitemos aquello que nos angustia o asistir a lugares que nos traigan recuerdos dolorosos, una de las recomendaciones especiales es rodearnos de las personas que de verdad nos hacen sentir bien, expresar nuestras emociones verdaderas, y comenzar a crear prospectivas reales para la nueva meta que se presenta…

Abrirnos a la felicidad y permitir que los demás disfruten con nosotros, sólo es un año más…