Cuando se va a presenciar un debate oficial del IFE que pareciera “boicoteado” por los medios masivos, y sin capacidad la institución para defenderse, hay que anunciarlo así.  Abonan al caos, a la desinformación que les es característica. Pero se le ha dado más relevancia ahora al debate, lo han puesto en el candelero, no obstante aquellos que verán el futbol.  Ha aumentado la curiosidad porque se intuye que se atenta contra nuestro derecho de conocimiento y determinación propia.

 

¿Cuál es la razón de TV Azteca de Televisa al  boicotear el debate por la presidencia2012 en sus canales principales?  Que la debilidad de su candidato Peña Nieto se evidencie ante la menor audiencia posible.  

 

Recordemos que  los concesionarios de estos medios  probablemente sólo simulan que le ladran al IFE.  Velan la verdadera intención arguyendo que democracia es libertad de selección acción y expresión, una verdad, pero que en este caso involucra daños a terceros, y lo que está en juego es el futuro del pueblo.  Se verá en qué acaba la intromisión de los medios en la vida democrática de los que menos tienen.

 

Un consejo desinteresado para Andrés Manuel, es que debe alejarse de estas razones conocidas, evitar las acusaciones, salvo las indispensables. Clavarse en transmitir su proyecto de nación. Hacerlo de manera concisa y con cada sugerencia de proposición emitir el “cómo”, pues si no, carecerá de fuerza, de vigor mediático. 

 

Porque la gente requiere saber de dónde saldrán los flujos para echar a andar el nuevo modelo económico que la situación del país exige.

 

Que se expresen las razones contundentes de por qué no se deben privatizar los energéticos.

 

Que se nos repita cómo ganarán los ciudadanos  con estas nuevas condiciones de la distribución más justa de la riqueza, con una administración honrada eficaz y austera.

 

Que nos cuente qué beneficios económicos habrá para los trabajadores con la detonación en pos de la autosuficiencia en grano y la creación de la red hidráulica de riego para el norte del país. Con el tren bala. Qué recursos usará para destinar a la educación gratuita suficiente y de calidad hasta nivel superior.  Cuáles a la vivienda digna. Cómo alentará la inversión privada en el sector turístico. Proveer los respectivos costes de acceso para la planeación, construcción y habilitación de todo proyecto es lo esperado, por lo que se escucha decir a la voz popular que “los cómos” se han convertido en la expectativa de los debates.

 

Que nos diga si será en estas  y en qué otras obras, que empleará a los 7 millones que ha prometido poner a trabajar en su sexenio desde el primer año de gobierno.

 

El país requiere que haya dinero, que lo habría si no se lo robaran. Si los grandes consorcios cumplieran con el pago de impuestos que les corresponde. Los gobiernos neoliberales se los han condonado constitucionalmente. Que se deje de invertir el dinero que pertenece al pueblo como si  fuera este de particulares. El camino de sus ambiciosos criterios lo han dilapidado en proyectos fatuos para la sociedad sin emplearlo donde deben.

 

Que llegue a la presidencia un administrador honrado, austero, que detone el desarrollo a favor de la gente y garantice que no se ordeñen o privaticen los recursos que nos proveen de acción, para que se los lleven los particulares que acumulan vergonzantes fortunas en una nación de mayores contrastes.

 

El reto en este  encuentro de fuerzas opuestas ante la sociedad, es precisamente que se noten las diferencias que redundarán en beneficios sociales, las  ventajas de elegir un gobierno humanitario, demócrata, más justo. Que la gente deduzca quién tiene la auténtica intención de trabajar para que el presupuesto sirva al ciudadano y no para engrosar los bolsillos propios.  Quién es capaz de instituir la ética y el Estado de Derecho en el México de hoy, porque ese, deberá ser el punto de partida.