A mediados del mes de julio del año en curso, la Secretaría de Seguridad del Estado de México dio a conocer un polémico video en donde se muestra el momento exacto de un asalto durante el cual un joven fue abatido por las autoridades mexiquenses. Resulta que el ahora fallecido, que ni siquiera era mayor de edad, acompañado de dos cómplices más llegaron a un negocio de carnitas ubicado sobre el camellón de la Avenida R-1, en la colonia Jardines de Santa Clara, en el municipio de Ecatepec de Morelos para perpetrar un atraco. Al llegar al establecimiento comenzaron a despojar de sus pertenencias a los comensales que se encontraban ahí presentes, así como al dueño del lugar, mismos que fueron amagados con armas de fuego. El video se puede observar en el enlace que se muestra a continuación: 

En la grabación obtenida también se puede apreciar que otros dos asaltantes llegan en motocicleta, los cuales únicamente se mantienen observando para posteriormente abandonar el lugar. Fue en el momento de su huida cuando para su infortunio se encontraron con una patrulla de la Policía Estatal a la cual comenzaron a dispararle. La agresión, como era de esperarse, fue inmediatamente repelida por los elementos de seguridad. Fue así que uno de los jóvenes de apenas 16 años de edad, mismo que portaba un arma calibre 38, fue gravemente herido durante el enfrentamiento. 

En un segundo video dado a conocer días después del que le mencioné previamente, se puede ver cómo éste joven de 16 años de edad yace mortalmente herido en el suelo, custodiado por un elemento de seguridad mientras es agredido física y verbalmente por gente aledaña al lugar. En el mismo también se puede observar su agonía en silencio, ya que durante los golpes que recibe en el rostro por el enfado de los afectados no refiere palabra alguna. Supongo que debido a la gravedad de su herida por el impacto de bala que había recibido la vida se le estaba yendo poco a poco, porque como también lo pudo observar anteriormente, cuando su padre llega ya no había nada que hacer para salvarlo. El video se puede observar en el enlace que se muestra a continuación: https://www.youtube.com/watch?v=xCHIxjbn9FE&has_verified=1      

Con la exhibición de la grabación en los medios de comunicación, hasta el día de hoy las críticas y burlas no han dejado de circular en las principales redes sociales, y es que no únicamente nos encontramos ante una sociedad inhumana y poco sensible hacia la desgracia ajena, sino harta, escéptica y con sed de justicia también. Resulta verdaderamente desolador la manera en como el señor abraza fuertemente a su hijo fallecido en el suelo, mientras le llora con un llanto desgarrador, pero lo que también resulta muy desolador es la manera como el espectador que en ese momento se encontraba grabando la escena, se refiere al joven finado con una indiferencia cruel y burlesca: “Ahí está el papá llorando por su rata, acaba de asaltar los caldos de gallina de la México y Granjas y ya está llorando”. 

Y aclaro, no condeno el proceder de dicho individuo, más bien me resulta difícil de creer que no exista el mínimo de empatía ante un padre que le llora a su hijo muerto. Pero él y muchas otras personas tienen sus razones, mismas que han ido creciendo por la inoperancia del Estado en cuestiones de seguridad y protección ciudadana, por eso no soy nadie para culparlo ni mucho menos para enjuiciarlo como mucha gente se cree con la autoridad de hacer. ¿Cuántas veces se han repetido esta clase de acontecimientos en donde es gente inocente la que fallece a manos de asaltantes? O sea que no lo justifico, más bien lo entiendo. A lo largo de estos últimos cinco años, con la gravísima situación de inseguridad que se ha desatado en esta entidad, he escuchado diferentes testimonios de victimas de familiares fallecidos durante asaltos en el transporte público, en donde el delincuente ha terminado con la vida de gente inocente, sin el mínimo de decoro o culpa. 

Es aquí en donde si practicamos el ejercicio de la empatía, nos podremos dar cuenta de que el dolor que embarga a estas personas es irreparable y que su proceder respecto a la gente que delinque no dará lugar a diálogos ni acuerdos. Las victimas ya están cansadas de promesas de justicia y reparación de daños. Por eso lo que ellas demandan es que sin distinción alguna se aplique todo el peso de la ley al delincuente; a ese que asalta, roba o mata sin compasión.   

No se trata de pagar con la misma moneda, ni que la venganza con base en la violencia y en el peor de los casos, la privación de la vida, sea la solución ante esta descomposición social que cada vez más hunde al país en un estado de anomía e impunidad, más bien, lo que esta sociedad con su nivel de hartazgo sin precedentes quiere es que realmente se apliquen las sanciones correspondientes a aquellos que delinquen. Quiere que el Estado no se haga el desentendido ante la ola de actos ilícitos que no tienen castigo alguno, más con los llamados “daños a terceros” o “daños colaterales” que injustamente cobran la vida de inocentes que nada tienen que ver con estas situaciones.

Por eso como sociólogo, al momento de analizar el lamentable video del joven asesinado me resulta imposible definir una posición a favor o en contra respecto a las partes involucradas en la problemática, ya que por un lado intento entender la interpretación del padre desconsolado al ver a su hijo tirado y sin vida debido a que fue asesinado por haber asaltado un lugar, pero por otro también intento entender la interpretación de la gente y su proceder indiferente ante uno de tantos delincuentes abatidos, en una entidad que se sumerge de forma alarmante día con día en la inseguridad y la violencia. 

En pocas palabras; intento conservar la imparcialidad ante una ambivalencia social en donde ambas partes tienen motivos para actuar de la manera como lo hicieron. Esta es una tarea sumamente complicada, más si tomamos en cuenta que tanto el menor abatido y su padre como los asaltados tienen derechos humanos que deben de respetarse: ¿Pero a partir de dónde comienzan los derechos de alguien que delinque? Y más complicado aún: ¿Hasta dónde terminan? Porque como se puede apreciar, “La justicia para algunos es la desgracia para otros” en el país de la ambivalencia eterna entre los que cometen delitos y los que se ganan la vida con trabajo y honradez.