En el mosaico neoliberal, figuró el multipartidismo político que sujetaba la idea irracional de transformar las bases democráticas, asimismo, de inyectar la modernidad a través de un modelo que evidentemente desdibujó el desarrollo social, económico, educativo y cultural de nuestro país. Las raíces de este incremento, son claramente esa desigualdad que durante décadas, alimentó las prácticas más antipolíticas de esa derecha disparatada e inflexible que sobrepasó una fuerza cargada a la opulencia, la corrupción y el clientelismo que surgió como una manifestación patológica de una esfera descrita con una concepción rapaz, rancia y conservadora.

La interpretación que dio López Obrador en su primer/tercer informe, tiene una lectura que es profunda de analizar; es evidente que la distancia que había entre el gobierno y la sociedad, era profundamente mayúscula, porque la combinación de frivolidad y espuria, fueron el principal mecanismo para que el colectivo privilegiara una corriente de opinión distinta, que fraguó la dirección avasalladora e inclinada al nuevo presidente de la República, quien goza de una popularidad y legitimidad impresionante.

Eso ha debilitado a una oposición que no encuentra una ruta que los incursione al plano político; de igual forma, muestran esa incomprensión que disfrazó un discurso esperanzador y promisorio. La derecha no soporta apreciar esa avalancha de simpatías que ha acaparado el presidente; su irritación, ha sembrado con creces esa desconfianza de la sociedad, quien rechaza el afán de fragmentar con una narrativa que contrasta esa losa que hemos cargado por más de un siglo.

Por ello Andrés Manuel, ¡tienes mucha razón!; no se trata de polarizar, sino de evidenciar esa irracionalidad narcisista y desvainada que ha mostrado la oposición, quien siempre manifestó una superioridad política que no logró cuajar porque los excesos soslayaron la evidente falta de sensibilidad con la sociedad. Hay que añadir, que la lingüística, se ha vuelto cada vez más ofensiva e hipócrita, porque fabrica un sinnúmero de acciones, que solo hacen que incremente la carente credibilidad que describe la voracidad exponencial, de un reaccionario clima que matiza el tradicionalismo que fue plagado de episodios imborrables de corrupción.

La ineficacia de la oposición, coincide plenamente con ese desdén que siente la sociedad por esos personajes que entre años, marginaron una estructura democrática y de inclusión social; queda absolutamente claro el incesante escenario de la antipatía, que proyecta ese bloque que empuja fuerte, pero que no se sujeta, de ese arrastre inspirado en una alternancia sólida.

¡Andrés Manuel, tienes mucha razón, no solo están derrotados moralmente, sino se encuentran desesperados!

¡No soportan la idea que gobiernes con un alto grado de legitimidad!

¡Es evidente que muestran esa irritación derivada de tu popularidad!

¡Están derrotados por la deshonestidad, la intransigencia y la poca honradez!

¡Están derrotados porque no tienen liderazgos!

¡Están derrotados porque conservan una dirección amorfa!

¡Están derrotados por el impacto que generó aquella maquinaria de simulación!

¡Están derrotados porque han mostrado una insensibilidad social y carecen de un proyecto democrático!

¡Están derrotados porque sus cuadros son disfuncionales en su organización!

¡Cuánta razón tienes Andrés Manuel!

Esto mismo ocurre no solo con el PRI, sino con el PAN, PRD y MC, que se han autoengañado por los constantes errores que han señalado la intransigencia ideológica, que es asimilada en un clima que surge de la introducción paulatina de esa guerra propagandística de fabricación mediática.

Están derrotados moralmente, y ya preparan un frente multipartidista que trate de arrebatar esa base social que López Obrador edificó con la lucha social. El malestar que tienen, los llevará a crear una amplia correlación que haga contrapeso en el 2021. A esto hay que añadir, que existe un antecedente que dependió en gran medida, del engaño ideológico de un gobierno de coalición (Frente por México); sin embargo, no es necesario hacer una lectura, el 2021 será el escenario donde el PAN pierda más terreno, el PRI se desdibuje paulatinamente, y el PRD se desintegre por completo, porque no han canalizado el descontento que produce su historia superflua.

Nos vemos pronto.