La elección o reelección en la mesa directiva del Senado de la República el 1º de septiembre próximo tiene una importancia singular. A diferencia de la Cámara de Diputados donde el presidente de la mesa tiene atribuciones marginales, especialmente en el manejo de los recursos públicos, en el Senado de la República sucede todo lo contrario. El presidente de la Mesa Directiva acumula un poder sustantivo en la definición de qué y cómo se ejerce el presupuesto. La pugna por la elección de presidente o presidenta de Mesa Directiva del Senado no es un tema de talento político, de perfiles adecuados a la gestión, ni nada que ver con la democracia. Es, por desgracia, más pragmático, se trata de muchos pesos y cómo se van a distribuir entre los ínclitos legisladores. Suena a despropósito justo ahora que el combate a la corrupción es el nudo gordiano del régimen, pero su antípoda, la corrupción, sigue esperando la menor oportunidad para regresar con nuevos bríos. 

El senador @martibatres, actual presidente del Senado está viviendo días complicados. La razón: es un hombre honesto, en verdad; puede tener (los tiene por ser humano) otros defectos, pero el de la corrupción no figura en su sistema nervioso central. En un Estado democrático como el que viven los países nórdicos o naciones asiáticas como Singapur, el perfil de @martibatres sería idóneo, porque simple y sencillamente las diversas formas de corrupción son un estigma social y un delito con grandes penas, no hay, pues, simulación, algo tan nuestro, en México donde lo negro es disfrazado de justo, transparente, inmaculado y democrático. El dinero justifica todo. 

Hay una frase priista que explica el por qué debe haber corrupción: “En política, el único pecado que no se perdona es la falta de complicidad”. Y en esa tesitura Martí es un pecador de gran calado. 

@martibatres se apresta a ser reelecto presidente de la Mesa Directiva del Senado. La simulación y la doble moral han surgido: que sea una mujer, refieren como coartada quienes ven en la honestidad una palabra retórica, ajena, empero, a sus conductas del día a día. Lo anterior para reducir las probabilidades del presidente fundacional de @PartidoMorenaMx bajo una propuesta “políticamente correcta”. La lógica racional- sobre todo con mayoría- indica que si las cosas van bien no debe cambiarse de caballo a mitad del camino. La reforma hay que hacerla cuando hay elementos sustentados de que se ha hecho mal la tarea. Es cosa de recordar cómo desde los primeros días de la actual legislatura los ajustes a la baja en los ingresos de privilegio en el Senado se transformaron en hechos concretos. En la Cámara de Diputados “no se pusieron de acuerdo” y siguieron esas primeras semanas como si el PRI-Gobierno siguiera gobernando. Y de ahí hubo un ajuste general de los cuantiosos gastos del Senado. Por supuesto, quizá el problema sea mío: veo la honestidad como una virtud si se practica y no sólo se predica. Pero si no es el caso, @martibatres no tiene nada que hacer en la presidencia de la Cámara Alta. La riqueza del lenguaje y los giros lingüísticos para reincorporar la corrupción son muchísimos: equidad de género, pluralidad para que otros partidos con representación parlamentaria tengan su espacio y un largo etcétera, que serán consumidos por los diletantes y se comete el crimen perfecto, bienvenida la práctica de la corrupción en nombre de la democracia. Esa es la doble moral del mexicano, sobre todo de los políticos y políticas. No hay, por supuesto, ningún examen de control de confianza, sólo la decisión de que los decisores se llevarán una parte de la tajada del pastel para sus particulares propósitos, por supuesto, siempre en nombre de los mejores intereses de México. Faltaba más. Será interesante ver qué gana la partida en el Senado, la honestidad representada por @martibatres o la corrupción revestida de sus mejores galas para distraer a la comunidad. Pronto se verá si la “honestidad valiente” es de carne y hueso o sólo una estrategia semántica para el consumo de las audiencias.Por lo pronto @martibatres dará un informe de su gestión el próximo sábado como un acto de rendición de cuentas personal. Y reitero lo de personal porque no hay norma jurídica vigente que lo obligue a llevar a cabo esa acción, pero lo hace por convicción y para honrar el derecho a saber. @evillanuevamxernestovillanueva@hushmail.com