El periodismo mexicano es curioso. Ha habido show de más para anunciar el nacimiento del nuevo El Financiero. Esta empresa no solo se ha asociado a la norteamericana Bloomberg, sino que ha contratado periodistas que se supone son profesionales como el señor Alejandro Cacho.
¿Es un periodista profesional, es decir, serio y objetivo, el señor Cacho? Analicemos su texto de hoy lunes. Desde el título queda claro que se trata de una tontería que en algunos lugares del mundo sería delito: calumnia vulgarmente a dos políticos de izquierda, Andrés Manuel López Obrador, dirigente de Morena, y a Enrique Alfaro, el hombre que muy probablemente ganará, postulado por Movimiento Ciudadano, la alcaldía de Guadalajara en 2015.
El señor Cacho llama “loco” a López Obrador. Dice que Andrés Manuel López Obrador ha “perdido la razón”, que tiene “poco juicio” y que además es “disparatado e imprudente”. Y a Enrique Alfaro lo acusa sin ninguna evidencia de nada de haber dejado un “tiradero de cadáveres del narco” en el municipio que gobernó, Tlajomulco, Jalisco. Eso sí, después de difamar a Alfaro, el señor Cacho elogia al gobernador jalisciense, Aristóteles Sandoval, que es el más preocupado por el avance del político de Movimiento Ciudadano.
¿Para ese periodismo basado en la mentira y el insulto ha invertido tanto dinero El Financiero?
Por fortuna, en la prensa mexicana especializada en economía sí hay análisis serio, como el que hoy presenta Luis Miguel González, director de El Economista.
González empieza por destacar que Brasil creció al doble que México y se pregunta qué vamos a hacer los mexicanos para salir de apuros.
Cito a Luis Miguel González:
“El águila azteca cosecha los elogios internacionales, pero no crece. Brasil ha perdido el brillo, sin embargo se mueve más... Las frías cifras dicen que el gigante del cono sur creció 2.3, mientras que México registró apenas 1.1%... Cuando Brasil crece al doble que México agranda la brecha que separa a las dos mayores economías de América Latina. El PIB de Brasil mide 2.2 billones de dólares, 12,100 dólares per capita. El de México, 1.3 billones, 15,600 dólares per capita”.
Por lo demás, González subraya el hecho de que hay países de nuestra región a los que les está yendo muy bien: “Colombia y Perú, que están siendo más exitosos en el logro de crecimiento a buen ritmo. El año pasado Colombia creció 4.2 y Perú 5.1 por ciento”.
¿Por qué Brasil ha crecido más que México? “En Brasil el crecimiento de 2.3% del PIB estuvo relacionado con el dinamismo de su consumo privado, algo muy importante en una economía más orientada al mercado interno que a las exportaciones. Ese 2.3 está abajo de 4 y 5% al que Brasil había estado acostumbrado. En esto tiene mucho que ver la reducción de las compras de materias primas de China”.
Muy bien, ¿y qué ha ocurrido en México?
“El desempeño del PIB de México en 2013 no tiene una explicación fácil. Fue el peor crecimiento desde la crisis del 2009 y una sorpresa en toda forma, luego de que los pronósticos proyectaban un rango de 3 a 4%. Las explicaciones son muchas y complementarias: ejercicio inadecuado del gasto público, menor demanda de bienes mexicanos en Estados Unidos y bajos niveles de confianza de los consumidores e inversionistas”.
Pero la pregunta relevante es otra: “¿Cuándo llegará el crecimiento económico, derivado de las reformas estructurales?”. La respuesta es que “no será antes del 2015”.
¿Y qué vamos a hacer mientras el crecimiento llega? No hay respuestas a esa pregunta. Luis Miguel González lo que dice es que “mientras aterrizan las reformas, el gobierno se enfrenta con un reto que no había anticipado: romper el círculo vicioso de la desaceleración y la pérdida de confianza. La atonía del 2013 se sigue notando en el arranque del 2014. Ya van dos meses y el pulso económico sigue débil, tal como indican las cifras de las tiendas de la ANTAD. ¿Cómo llegaremos al 3.5 o 4% pronosticado? No lo sé, pero no bastará con soltar el gasto público”.
Confío en que los funcionarios que manejan la economía mexicana sabrán enderezar las cosas, lo que lograrán gracias al trabajo de periodistas serios como González, de El Economista.
Y bueno, no sobra decir que al gobierno le estorban “análisis” diseñados para calumniar a la oposición como citado de El Financiero. Porque las mentiras no cohesionan, sino enfrentan a los políticos.