Los profesionales de la salud mental apuntan que en la “cuarta oleada o la cuarta fase” de la actual crisis mundial de salud por el Covid-19 serán los problemas neuropsiquiátricos resultantes del confinamiento, la ansiedad y el estrés agudo que experimenta la población en general y los cuadros neuropsiquiátricos posteriores al Covid-19 los que ocasionarán una alta demanda de servicios médicos especializados. Recientemente se han descrito en pacientes que cursaron con la enfermedad, casos de confusión, mareos, entumecimiento de extremidades, alucinaciones, cuadros de depresión, psicosis, fatiga y dolor crónico, sin embargo, no es la primera vez que se presentan problemas similares asociados a cuadros epidémicos de tipo viral.

En un estudio publicado por la Universidad de Oxford en la revista Brain se caracterizaron trastornos neurológicos asociados al Covid, entre los que destacan la encefalitis con delirios y psicosis, síndromes neuroinflamatorios y cuadros de accidentes cerebrovasculares. Se destacan entre ellos, dos casos reportados. El primero, una mujer de 55 años sin antecedentes de trastornos psiquiátricos que un día después de su egreso hospitalario tuvo comportamientos extraños caracterizados por confusión y desorientación y reportó alucinaciones con monos y leones en su casa. Además, desarrolló un delirio de persecución y se comportó de forma agresiva con su familia. El segundo caso, fue el de una mujer de 65 años que presentó alucinaciones 6 días después de haber iniciado el cuadro clínico, reportó que los objetos flotaban, y presentó desorientación, confusión y dificultad para articular palabras. En este estudio se concluyó que esta enfermedad causa un amplio espectro de síntomas neurológicos en los que se afecta al eje neurálgico (causando dolor) y la vasculatura cerebral. Un dato de suma importancia es que no se encontró una relación entre la gravedad del cuadro clínico de Covid-19 y la aparición de estos trastornos.

De acuerdo con un estudio realizado por la universidad de Orygen y La Trobe de Melbourne, Australia y publicado en la revista Schizophrenia Research, se ha evidenciado un aumento en la prevalencia de psicosis asociada al Covid-19 que estaría relacionado con la vulnerabilidad preexistente en los pacientes, la exposición al virus y el estrés psicosocial.

Ante la oleada de estos casos, se han recordado algunos reportes de casi un siglo de antigüedad cuando se suscitó de forma paralela a la pandemia de gripe española “la pandemia de los durmientes” entre 1917 y 1920, la cual se caracterizaba por la presencia de alteraciones motoras. Este padecimiento afectó principalmente a jóvenes y niños en los que se reportaron conductas aberrantes, y en adultos cuadros de parasomnias, y alteraciones motoras que recordaban a la enfermedad de Párkinson. Lo interesante de este caso es que en estudios post mortem de los “durmientes” se evidenció daño en áreas del cerebro.

Más recientemente, en Wuhan, un grupo de investigadores publicó un reporte preliminar en MedRxiv en el que se describió que aproximadamente 40% de los pacientes estudiados desarrollaron diferentes grados de trastornos neurológicos, similares a los citados en el estudio de la Universidad de Oxford.

Se tiene la hipótesis que estas manifestaciones neurológicas podrían ser consecuencia del estado hiperinflamtorio que experimentan los pacientes que cursan con la infección del virus SarsCoV-2

Actualmente, sabemos que no es necesario desarrollar una infección en el cerebro para desencadenar cambios conductuales y estos pueden ser ocasionados por la presencia de una respuesta inflamatoria crónica que es responsable de inducir cambios neuroquímicos, hormonales e inflamatorios dentro del cerebro y que pueden ser responsables de algunos cuadros psiquiátricos en población susceptible. Esta inflamación también se presenta ante el estrés crónico, esto es de suma importancia porque el personal de salud y las personas que se encuentran en cuarentena también son susceptibles a desarrollar cuadros psiquiátricos, respecto a éstos últimos, con la información disponible en modelos animales de aislamiento social, sabemos que es un estresor severo y que los animales de experimentación sometidos a este estímulo terminan cursando con cambios en su comportamiento. Por otra parte, este no sería el único mecanismo que podría estar involucrado en el origen de estas complicaciones conductuales; los anticuerpos, que son proteínas que se encuentran en circulación y se se generan posterior a una infección también pueden ocasionar alteraciones conductuales en individuos susceptibles, de tal forma que los anticuerpos dirigidos contra el virus pueden reconocer componentes del cerebro (por la similitud estructural entre algunas proteínas del virus y estructuras neuronales propias) y ocasionar la aparición de cuadros psiquiátricos. En la literatura médica existen algunos reportes de condiciones similares, como “PANDAS” por sus siglas en ingles o encefalitis autoinmune.

De acuerdo con la experiencia con el SARS-CoV que apareció en China en 2002, se observó que, a pesar de haber una mejoría física en los pacientes, la morbilidad psiquiátrica y la fatiga crónica persistieron y continuaron siendo clínicamente significativas hasta al menos 4 años después del brote.

Toda esta información debe de ser tomada en cuenta para el desarrollo de estrategias enfocadas en:

√ La especial atención de aquellas personas que son susceptibles o que ya padecen de un trastorno mental.

-√ Para la concientización de la población ante la aparición de este tipo de cuadros clínicos en pacientes, familiares, personas cercanas e incluso en el personal de salud que atiende a los pacientes contagiados por el virus SarsCoV-2 que se encuentra sometido a estrés por períodos prolongados.

Articulo redactado por:

Magdaleno Pérez Hernández – Medico especialista en Psiquiatría. Director Médico de Nuobond.

Lenin Pavón – Doctor en Ciencias con especialidad en Inmunología. Laboratorio de Psicoinmunología del INPRFM

José Luis Maldonado – Medico y Maestro en Ciencia con especialidad en Inmunología. Facultad de Medicina de la UNAM