La depuración de los cuerpos policiacos de Jalisco es un tema que no puede demorar más. Es urgente pacificar e intervenir áreas conflictivas que las autoridades de los diferentes niveles tienen con seguridad ya detectadas como focos de infección criminal, y lo procedente es ir por ellos para evitar que sigan contaminando al interior de las instituciones y atentando contra la sociedad que es a la que debieran proteger. Esos malos elementos que están entorpeciendo, enturbiando y ponen en riesgo los operativos al estar coludidos para frustrar el éxito de los operativos deben salir inmediatamente de las dependencias.

En los pasados procesos de evaluación nacional, Jalisco aportó 21 mil 393 efectivos, resultando no aprobados en los exámenes de Control de Confianza un total de 2 mil 781 policías de distintas dependencias del estado, siendo elementos de la Fiscalía General de Jalisco quienes encabezan la lista de “reprobados”, que en teoría tendrían que causar baja de sus respectivas corporaciones. Los resultados corresponden a la revisión hasta julio pasado y son cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, dependiente de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.

El control de confianza es el primer paso para depurar las corporaciones policiacas; si finalmente ya se avanzó a nivel nacional convocando a esta evaluación, no debe haber pretexto para que las autoridades en la materia a nivel estatal no ejerzan su poder y firmen las bajas correspondientes a quienes resultaron no aprobados.

Hay también un tema que es importante y que parece ser de largo plazo pero que si no se inicia de inmediato puede ser parte de la confrontación. No se ha iniciado con el servicio policial de carrera y a partir de ello en una depuración necesaria es importante la intervención de las organizaciones policiales a través del control único temporal hasta que haya regularidad del control de confianza para cumplir lo que está pendiente y revisar lo que ha fallado, volver a hacer lo que está dudoso, intervenir organizaciones y recuperar los territorios en dos sentidos; los territorios geográficos y los territorios estructurales es lo que hay que hacer de urgencia.

Además, se requiere una acción inmediata de despistolización inteligente no con los retenes obvios, los cuales les dan la vuelta o se les avisa a los delincuentes que no pasen por ahí, no con las herramientas rudimentarias antiguas sino con equipamiento, brindándole de inmediato el recurso para que se equipen las arañas y las cabinas de vigilancia, los vehículos blindados con equipamiento de detección de rayos equis, de larga distancia, de explosivos, de armas y de cuerpos encajuelados, utilizando los vectores de seguridad que hay, semáforos inteligentes y esto es para garantizar la eficacia y también para proteger a elementos policiales que acometen a los vehículos potencialmente en manos de crimínales. No es lo mismo saber que un vehículo tiene alta tecnología y está bien protegido para llegar a detener un auto sospechoso a las condiciones como llegan -los policías- descubiertos, prácticamente desarmados y los reciben con bazucazos. Y es que también hay que mencionarlo, ni los miembros de las corporaciones policiales están seguros en Jalisco. Con el asesinato del comandante de Ojuelos, Everardo Prado Hernández, ocurrido el viernes 13 de septiembre, se superó el número de homicidios de 2018 en contra de policías y personal ministerial. En lo que va del año, suman ya 25 uniformados asesinados por 24 registrados en todo el año pasado.

Un tema fundamental del que ya se ha hablado bastante es que no se puede seguir viendo a los policías como personas a las cuales basta incrementarles el sueldo cada que se le ocurre a la autoridad ya sea por quedar bien con ese gremio o por decir que se está haciendo algo para solucionar el problema de la inseguridad. Se les debe apoyar realmente con un sistema no solamente de carrera policial sino que debe haber un esquema real, eficaz de honor y justicia; honor es darle respaldo, apoyo, equipamiento, herramientas, capacitación, actualización, fortaleza y encomiar la labor de los buenos policías pero también se tiene que ser más severos en las sanciones a los malos elementos.

El altísimo nivel de inseguridad que priva en nuestra entidad no debe permitir dar tregua a los delincuentes, hay que entrarle a la cuestión de la legislación, urge una reforma del código penal para que se revisen y tipifiquen nuevos delitos. Quién no recuerda el caso de los estudiantes de cine asesinados y presuntamente desintegrados, y solo porque a los detenidos no se les pueden tipificar ciertas conductas porque no están en los códigos, no se procede a aplicar la sanción ejemplar que corresponde a estos salvajes.

La imputación de los menores de 16 años en adelante en tipos penales específicos también se debe revisar toda vez que son usados como carne de cañón para cometer los más arteros y cobardes crímenes a sabiendas de que son inimputables. En el sonado enfrentamiento de hace unas semanas en un restaurante de comida rápida en conocido centro comercial de Guadalajara donde se encontraba la esposa del gobernador de Nayarit, el delincuente abatido fue un menor de edad.

En la pasada campaña electoral siendo candidato a la gubernatura del Estado de Jalisco, propuse que en tanto se recuperaba la tranquilidad y la paz que no tenemos, se dispusiera de un control único estatal de las fuerzas policiales, porque no es un mando único el que ayudará a solucionar el tema, es una situación temporal, necesaria, de control, para que haya un solo as de manejo y pueda ser eficaz la tarea de la prevención, de la reacción, de la contención, y de la confrontación al crimen.

Se requiere, además, afinar los procedimientos para que se lleven a cabo acorde a la normativa del nuevo Sistema de Justicia Penal que ha sido un problema en su implementación y que ha generado muchos conflictos, terribles fallas que han permitido que demasiados delincuentes escapen a la justicia.

Esto es lo inmediato, hoy ya conocemos los nombres, apellidos y expedientes de esos elementos de las diversas corporaciones de seguridad que no aprobaron los exámenes de confianza, y además de proceder a la baja se les tiene que dar un seguimiento para evitar que se enrolen de lleno en el crimen organizado porque tampoco se les puede echar a la calle sin ofrecerles alternativas para su incorporación a una forma de vida honrada ya que sería tanto como entregarlos a las fuerzas delincuenciales. Lo que no se les puede permitir es que continúen al interior de las instituciones de seguridad conociendo a detalle los operativos para filtrar la información y hacer que estos fracasen.

De nada sirven las mejores normas, leyes o reglas si no se cumplen y si no se aplican; se persigue con saña, violencia y con toda suciedad a delincuentes menores, o a los que se quiere perseguir, y se deja a otros que sigan delinquiendo. Se tolera la presencia del hampa dentro de las fuerzas del orden. Se toleran las complicidades, la corrupción.

Mientras no haya cómo combatirla adecuadamente y no se castigue la impunidad, no vamos a avanzar. La impunidad y la corrupción no solamente son temas burocráticos o ligados a la burocracia: son de la sociedad. Es necesario generar un esquema de valores.