Ciro Gómez Leyva se pregunta y pregunta a su alrededor desencajado ante micrófono al aire, que dónde quedaron aquellas voces del peñanietismo, aquellos que habían hecho la maravillosa reforma educativa--según este periodista-- que acabaría con nuestro rezago. Avanzan leyes secundarias de la nueva reforma, en preparación, en apoyo a escuelas normalistas garantizando vocación y calidad docente de futuros maestros, calidad académica, dignas instalaciones, inclusión, lo que antes no existía. ¿Cómo es que andan tan callados, casi escondidos los peñanietistas, sin defender su reforma que tanto impulsaron y que ha quedado anulada?

¿Por qué no dan la cara, sin pronunciarse al respecto, ni protestan? dice Ciro con preocupación más que decepción, teniendo que mostrar sin remedio y comentar para rematar, la noticia de en dónde andaba hace unos días Peña Nieto jugando al payaso disfrazado junto con la modelo potosina, de fina cena por Nueva York. Y ¿dónde anda Videgaray? de profesor escondido en una universidad gringa. ¿Y dónde anda Nuño? vaya usted a saber, no encontré información de dónde o si trabaja hoy día el “ilustre reformador”, quien lo sepa que nos lo haga saber. El patético Ciro clama, pues, para que salgan estos ejemplares a defender su reforma, la que él mismo defendió con pasión desbordada ante sus pantallas, la mal llamada reforma educativa neoliberal, pero no obtiene respuesta. Lo han hecho quedar mal.

O sea, se cayó el teatrito de gente como Ciro o televisoras que cooperaron con el derrotado gobierno peñanietista para fraguar lo que resultaron insensateces, que coparticiparon en la cruzada para la promoción de imponer esa y otras reformas que ahora se reafirman como fracasadas, como mal intencionadas, algunas como traiciones a la patria, y en caso de la enviciada reforma educativa, se comprobó el inmoral despilfarro el inaudito gasto de millones de dólares para su publicidad, para imponerla ante la opinión pública, ¿plagados esos millones de “piquetes de ojo”? Sin la verdadera intención de transformar la educación los neoliberales, habiendo satanizando a los maestros culpándolos falsamente de los males o atrasos que padecemos, sus ideas perversamente dirigidas hacia una futura privatización de este derecho constitucional.

Contesto a Ciro su pregunta, su duda: Se esfumaron las ratas en las que creyó. O en quienes su empresa le pidió creer, lo ignoro. Su actitud deja ver que actuaron sin escrúpulos aquellos que él apoyó. Por eso ahora se refugian en lo oscurito los escabullidos. Desenmascarados por la 4T, no pueden defender lo indefendible. A nadie de ellos les interesó realmente la educación, reitero, por ello les importa ahora un comino el tema. Más bien andan viendo cómo vivir para proteger sus intereses personales, para que no les pisen la gran cola de acciones turbias en que participaron o que se ejecutaron en su tiempo contra el interés nacional, intentando permanecer convenientemente en la sombra y calladitos.