Leo la columna de Julio Astillero Hernández: “El principal reto de Claudia Sheinbaum consistirá en hacer un buen gobierno sin que se note demasiado. O, dicho de otra manera, que un eventual buen paso como jefa del gobierno capitalino no levante demasiadas tolvaneras internas en un partido y en un liderazgo presidencial que no aceptan más que una figura fuerte”.

Julio se equivoca. ¿Cómo hacer un buen gobierno en Ciudad de México sin que se note demasiado en un país de malos gobiernos? Es un disparate. ¿Y cómo no se va notar Claudia cuando es la jefa de Gobierno de una de las ciudades más pobladas, intensas y diversas del planeta? Si Andrés Manuel López Obrador no quisiera darle la dimensión que le da a Sheinbaum no la hubiera promovido, a deshora, a que dirigiera la Conago ni hubiera expresado que le quita un peso de encima.

“De entrada, la científica metida a la política tiene bastantes fichas a su favor: es la primera mujer en llegar a la máxima responsabilidad ejecutiva en la capital del país, goza del aprecio y la confianza plenas del jefe político, Andrés Manuel López Obrador, y del círculo más cercano a este (incluso en planos familiares); cuenta con mayoría en el Congreso local y podrá aplicar y potenciar algunos postulados de avanzada contenidos en la primera Constitución de Ciudad de México”.

En lo anterior estoy casi totalmente de acuerdo con Julio Astillero.

Pensar en la candidatura de Morena para el próximo sexenio es una exageración. El voto de los ciudadanos, por fortuna, se da por la gestión. Gestión que el PRD dilapidó de la mano de Miguel Ángel Mancera. Claudia llegó respaldada por la candidatura de Andrés Manuel, pero también por sí misma, tiene las suficientes credenciales para estar donde está. Por eso tiene que hacer un gobierno de diferencia, como lo había sido en lustros. La CDMX no sólo es la capital del país, también puede ser la capital de Latinoamérica.

Yo no voy a repetir la misoginia enmascarada en pensamiento “progre” de congratularme porque la ciudad es dirigida por una mujer y un gobierno donde las mujeres son protagonistas. Aquí ese tipo de pensamiento único ha sido superado. Claudia está ahí porque porque puede. En lo que sí estoy muy de acuerdo en su proyecto es de que esta ciudad sea una ciudad de derechos y, por supuesto, hay que erradicar la violencia de género.

Claudia le sabe y, además del combate a la inseguridad, se encuentra la movilidad –hace años Néstor García Canclini decía que, espacialmente, lo que más conectaba a la ciudad eran los helicópteros con sus reporteros dando las noticias viales. Inseguridad, vialidad, desarrollo urbano, pero también educación y cultura, mucha cultura.

Al final, sí me congratulo por una vocación femenina. Cito y acabo esta columna con Toni Puig: “Las marcas, las ciudades, los países que hoy funcionan, tienen rasgos femeninos: quieren a los ciudadanos, emocionan a la gente, no te dejan plantado, te protegen... En cambio, todo este machismo tremendo, partidario y nefasto hacen que se sienta el ‘Yo gano poder’, ‘Yo mando’, ‘Yo impongo’, ‘Yo arrebato’, ‘Yo me llevo el dinero’, todas ideas de un primitivismo increíble. Insisto sobre cuatro temas: diseño, innovación, marketing y comunicación”.