Están llegando por miles... Y si hoy lo que urge es darles comida y otros productos y servicios de primera necesidad, es cuestión de tiempo para que la nueva urgencia sea darles empleo y un lugar donde vivir.

Al tiempo...

Por lo pronto ya llegaron a Tijuana más de 7,000 migrantes ilegales centroamericanos, cuyo destino final pretenden que sea Estados Unidos.

Y el caso es que Estados Unidos ya dijo que no pasará ningún ilegal y formalizó un acuerdo para que permanezcan en nuestro país los que tengan solicitudes de asilo en trámite.

Y Trump no está jugando... Y ya lo demostró al atacar con balas de goma y gases lacrimógenos a un nutrido grupo de centroamericanos que quiso dar portazo...

Y podemos contar con que la situación se va a agravar en Tijuana y con que veremos cosas muy parecidas en otras ciudades fronterizas.

Y aunque estamos hablando de una crisis enorme de derechos humanos, quiero dirigir la atención a una pregunta muy específica: ¿Cómo se va a resolver la crisis emergente de vivienda y servicios urbanos que todo esto ya está provocando?

Porque es seguro que muchos se quedarán legal o ilegalmente en México (el Presidente Electo ya prometió darles visas de trabajo) y que pronto los veremos trabajando y rentando o incluso comprando casas...

El problema está en que es una población circunstancial, que solo está de paso y solo busca una solución temporal a sus problemas...

¿Qué va a pasar cuando esa emergencia cambie de cara y muchos de los que hoy van llegando a la frontera entre México y Estados Unidos logren seguir su camino al norte o decidan regresar a sus países de origen?

Desde ahora les puedo decir que primero en su llegada, y después en su salida, los migrantes centroamericanos van a provocar fenómenos de todo tipo en nuestras ciudades fronterizas.

Van a provocar escaladas de inseguridad y delincuencia (y sí, aunque la mayoría pueden ser gente buena, es evidente que habrá algunos que no lo son), comercio informal, desajustes en el mercado laboral, asentamientos informales (y en muchos casos ilegales) y algunos, los pocos que lleguen a tener condiciones para hacerlo, rentarán viviendas y otros incluso las compraran, generando distorsiones en el mercado inmobiliario y, posiblemente, la ocupación para esos fines de terrenos alejados de los centros de las ciudades.

Y es que hoy, que nuevamente se habla de aquellas leyendas urbanas de los millones de “viviendas abandonadas”, quiero aprovechar mi experiencia para hablar de lo que provocó que mucho de esto se diera antes en nuestras ciudades fronterizas.

La historia empezó con el boom de las maquiladoras y la consecuente llegada de miles de personas que querían trabajar en cualquiera de esas grandes empresas (en este caso se trataba de migrantes que llegaban de otros lugares de nuestro país), lo que provocó una enorme demanda de vivienda, alimentada con empleos formales que daban ingresos y acceso al Infonavit.

De pronto, los juarochos (migrantes que venían de Veracruz) se convirtieron en la mano de obra que impulsó la maquila y cambió las dinámicas sociales, económicas y urbanas de la Ciudad Juárez.

Era tal el boom de las maquiladoras, que los gobiernos se dieron a la tarea de desarrollar mecanismos para generar viviendas para todos esos trabajadores, pensando que si es que alguna vez se llegaban a ir en busca de la enorme tentación del sueño americano, serían fácilmente remplazados por otros que llegaran para trabajar en esta industria y en estas ciudades.

Fue así que incluso el Infonavit lanzó un programa especial de crédito para los trabajadores de las maquiladoras...

Y de pronto surgieron enormes desarrollos que fueron comprados por trabajadores de las maquilas...

La fisonomía urbana de esas ciudades cambió...

Pero un buen día, así, sin avisar, tronó el boom de las maquiladoras... Muchas fábricas cerraron y otras redujeron su operación, mandando a la calle a miles de trabajadores, la mayoría fuereños, a los que no quedó otro camino que retomar el plan original; cruzar la frontera ilegalmente o regresar a sus lugares de origen.... Abandonando en el proceso las casas que habían rentado o comprado... Así como las hipotecas que aquello pudo implicar.

Lo demás es historia... Porque si bien es cierto que en las ciudades fronterizas los índices de viviendas abandonadas y deshabitadas son muy superiores a los del resto del país, lo es también que su existencia ha sido lo que más ha alimentado la leyenda de los 5 millones de viviendas malamente llamadas abandonadas.

El dato es simple; por más que se digan otras cosas, el Infonavit ha recuperado poco más de 200,000 viviendas, que siendo un número importante, lo es menos cuando recordamos que en sus 46 años de existencia el Instituto ha otorgado más de 10 millones de créditos.

El dato, repito, es simple, de acuerdo con información publicada apenas hace unas semanas por el Coneval (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social), el parque habitacional del país es de 35 millones de viviendas, de las cuales, 28 millones están habitadas, 5 millones deshabitadas y 2 millones se ocupan temporalmente.

No sobra decir que viviendas abandonadas son otra cosa, porque estaríamos hablando solo de aquellas cuya hipoteca se ha dejado de pagar, o aquellas que desde hace tiempo están deshabitadas y nadie paga sus servicios o impuesto predial.

Así que aprovecho esta columna para profundizar en el tema de las ciudades fronterizas, el boom de las maquiladoras, la migración y las viviendas abandonadas, como antecedente para entender lo que nos pueden dejar las oleadas de centroamericanos que llegan ahí pensando cruzar a Estados Unidos.

Horacio Urbano es presidente fundador de Centro Urbano, think tank especializado en temas inmobiliarios y urbanos

Correo electrónico: hurbano@centrourbano.com

Twitter: @horacio_urbano