Qué difícil ha de ser aceptar que pierdes capacidad de debate y lo único que te queda es la ofensa, ese es el manifiesto de Perla “Trump” Pech que ha caído en la trampa del desagradable sentimiento de la pérdida y la carencia de mando, aunado a demás complejos que cada vez son mayores.
La presidenta municipal de Cozumel vive momentos de frustración al saber que poco o nada le ha servido conducirse con supuesta claridad y honestidad de palabra, ejemplo de ello es la incapacidad de diálogo recurriendo al menosprecio y refiriéndose con desdén de quien ocupe el cargo de regidor o regidora.
Esto a colación porque en una reciente sesión de cabildo, Perla Trump atacó verbalmente a la regidora priísta Gina Ruiz Chávez, a quien dijo una y otra vez “se ubicará” no era presidenta sino regidora, lo cual deja ver las carencias mentales y de sensatez de la edil panista.
Perla Tun Pech es incapaz de manejar la situación cuando se le cuestiona o se le subraya una falta y quiere sumergirse en el papel de víctima, queriendo denostar que los líderes y los subordinados deben estar donde les corresponde.
Falso es que los “líderes” sean la pieza más importante de una organización, Perla Tun Pech es el reflejo del fracaso de mando al no poder controlar a una isla, la escasez de liderar y motivar a los suyos.
La presidenta de Cozumel es la auténtica visión de aquellos que carecen de todo, limitándose a que todos le obedezcan con rapidez, que se sometan a sus órdenes y quienes están bajo su mando se tienen que “ubicar” porque no están por encima de una “presidenta”.
Y estos sin más, deben sentirse como subordinados, sin ser capaces de cuestionar, necesitando sentir que es poderosa pero… ahí es donde viene el “pero”.
A Perla “Trump” se le olvida que la regidora Georgina Ruiz Chávez o cualquier otro miembro del cabildo no son ni sus empleados, ni sus subordinados; que el pueblo los eligió, no ella firmó su contrato, que el cargo se lo deben a una decisión ciudadana para ser miembros de un ayuntamiento, no hay deuda con la presidencia “UBICATE” Perlita.
EN EL OJO DEL HURACAN
Lamentable que por revanchas y diferencias políticas, talentos quintanarroenses tengan que emigrar a otros Estados del país para laborar y contribuir en la mejora de ciudades ajenas a su lugar de residencia.
Dicen que no es donde naces sino donde la pases pero un Estado tan próspero como los es Quintana Roo y una ciudad tan necesitada de emprendedores como lo es Chetumal no debería dejar ir a sus talentos.
Si a ello se le suma la falta de apoyos de un partido al que le dedicaste horas de trabajo como es el Revolucionario Institucional y este prefiere tener vegetando a perfiles inoperantes como sus representantes en el cabildo de Othón P. Blanco, peor aún.
Qué pena que una joven tan capaz y propositiva como Triccia López Ibarra haya tenido que abandonar Chetumal y Quintana Roo para que la acogiera el Estado de Veracruz quien la valoró y si toma en serio su profesionalidad sin importar la militancia.
Al tiempo Triccia que seguramente habrá mejores aires para Othón P. Blanco, mientras vemos como lo que queda del PRI en la capital quintanarroense se va extinguiendo como las carreras de personajes como Sara Muza Simón, enquistadas en posiciones como una regiduría, en donde son un caro e inútil suvenir.
LO QUE LAS COPETUDAS CUENTAN
De las políticas quintanarroenses que mejor futuro político se les vislumbra es Laura Fernández Piña, presidenta municipal de Puerto Morelos.
Ya que sin problema alguno pudiera reelegirse como edil del municipio más joven de Quintana Roo debido al buen desempeño que ha tenido en el desarrollo de su administración.
De no reelegirse, Laura Fernández tiene todo el capital político y cualidades para ser candidata a una curul en San Lázaro o un escaño en el Senado ya que tiene todo; partido, voluntad y el tema de equidad juega a su favor. COMO DIJERA LA TIA JOVITA “Cuando Dios ordena, hasta el diablo obedece”.