Querido chicken:

Lo más importante para iniciar a materializar una contundente antítesis frente al actual presidente, es aprender a reírse de uno mismo. Porque uno de los múltiples enemigos del autoritarismo es el humor.

Dicho esto, si tu intención es erguirte como la figura opositora al reencarnado y empeorado presidencialismo imperial, considero que lo primero que debes hacer es encarnar un oxímoron violento, ser la virtud contra el vicio, la sensatez contra la insania, la cordura contra la demencia, la verdad contra la charlatanería, la honestidad contra la corrupción.

Los colores y la brújula ideológica han devenido ismos oxidados, ideas ajadas.

Hoy México y el mundo requieren de diversidad, pluralidad y libertad. Porque estos son los valores que los regímenes populistas y demagógicos dinamitan con falacias y megalomanía. Pretenden aniquilarlos.

Así que la responsabilidad que asumes es titánica. Tan enorme como diminutas son—y lo digo con pesar— las probabilidades que engloban tus aspiraciones. Pero la posibilidad siempre existe. Tú tienes posibilidades. Latentes. Pocas. Más son más que ninguna.

Sobre todo porque somos millones, aunque menos, los que nos dejamos embargar por la melancolía cuando le decías al actual presidente que no entendía el mundo.

Riqui, riquín, canallín... ¿Quién iba a decir que esas tres palabras (¿?) iban a ser el preludio a una diatriba sexenal, a una mentira constante y reiterada todas las mañanas.

Los fatalistas sentencian que quizás la burla simbolizó el inicio del fin.

Peor aún, yo creo que es un laberinto de la soledad desmadejado. Porque el insulto a la inteligencia es hoy el espejo, la imagen, de la preocupante y terrible ignorancia que aqueja a nuestro pueblo. Sus perennes complejos e inseguridades.

Porque esos tres sonidos conmovieron a más de los que nos sentimos agredidos: Riqui, riquín, canallín. El argumento que convenció a la mayoría. Así de jodidos estamos.

Hay quienes te culpan de tu derrota. La culpa fue de todos, menos tuya. Eso te lo digo con orgullo.

Yo soy perredista. Sigo indignado con el destino del partido. Pues por increíble e irónico que suene, a la democratización de la revolución mexicana la diluyó nuevamente el caudillismo, el cacique, el mesiánico.

¿Es curioso que un perredista admire a un panista? No. Hoy México requiere de líderes, no de partidarios. Y tú, Ricardo, eres un líder.

Deseo que tu liderazgo brille.

Hoy lucran con la idiotez los que detentan el poder y los que pretenden arrebatarlo. Duele. Urge listeza. Como la tuya.

Ojalá tengas [tengamos] suerte. La vas [vamos] a necesitar.

Deberás aglutinar a la oposición. Pero quitando etiquetas. Tendrás que ser el ciudadano, no el panista ni el priista ni el perredista que el país necesita. Has de ser Ricardo, mi Chicken. Ríete, tomándotelo en serio. México ya no está para nimiedades ni mezquindades partidistas. Requerimos democracia y libertad. Trénzate.