Ayer el subsecretario Hugo López-Gatell anunció que Cofepris ya había dado su visto bueno para el uso de emergencia de la vacuna rusa Sputnik V, de la que se esperan lleguen 24 millones de dosis en los próximos dos meses.

Esto se da el mismo día del reporte emitido por el INEGI, donde confirma que los números reales de fallecimientos en México por Covid-19, son mucho mayores a los reportados por la Secretaría de Salud. El dato más contundente es que de enero a agosto, se registró un exceso de mortalidad en el país de 184,917 personas, en ese mismo periodo, el gobierno federal reportó 75,017 fallecimientos por Coronavirus.

Aunque es muy difícil atribuir el 100% de estos fallecimientos a la pandemia, hay solamente dos explicaciones posibles: 

La primera, que durante este gobierno el sistema de salud, de por sí precario, se vio afectado por los recortes presupuestales anunciados, la falta de vacunas y de tratamientos para otras enfermedades, han provocado parte de este exceso de mortalidad, lo que confirmaría que empeoraron lo que ya estaba mal. La segunda explicación es que todo esto es totalmente atribuible a la pandemia y nada más.

De ser atribuible al Covid-19, estas cifras estarían evidenciando que el gobierno federal y su vocero Hugo López-Gatell, han mentido o errado abismalmente con sus reportes. Y es que la cifra real de acuerdo a estos datos del INEGI, sería de 2.5 veces más de las que reporta el infame subsecretario, lo que significaría que al día de hoy, habría ya más de 375,000 fallecimientos producto de la pandemia.

Otro dato lamentable es que de acuerdo al INEGI, el 58% de los fallecimientos por esta enfermedad, ocurren en casa. Es decir, por una razón u otra, los pacientes no llegan a ser atendidos en los hospitales. Otro engaño más del Doctor, quien en su discurso se ha encargado de presumirle al presidente la supuesta ocupación hospitalaria y las “camas vacías”.

Todo esto, nos confirma que la crisis es mucho peor de lo que nos han dicho, por eso, no sorprende el apuro de las autoridades por traer la vacuna Sputnik V, sin importar que todavía tenga pendientes procesos de validación o certificación de agencias y organismos internacionales.

Estoy consciente que ante el escenario presente, se deben tomar medidas emergentes, sin embargo, algunos estudios no solo han puesto en duda la efectividad de esta vacuna, sino que también, han recalcado que hay grupos poblacionales que pueden correr riesgos altos al aplicársela.

La Cofepris y las personas que certifiquen la aprobación de esta vacuna deberán de estar bajo la lupa, ya que el gobierno podrá justificar la implementación de la misma, por el visto bueno de este órgano. 

Cualquier fallecimiento o reacciones que afecten a la salud de los mexicanos por ponerse esta vacuna, deberá ser castigado con todo el peso de la ley. 

Millones de vidas dependen del profesionalismo con que se hagan estos procesos, y hoy, ninguna razón o presión política, puede estar por encima de la ética y responsabilidad con que se debe manejar este organismo.

Lo ideal, sería que el gobierno ajustara su plan de vacunación para la aplicación de la Sputnik V, aplicándola a grupos que tengan menos probabilidad de sufrir reacciones adversas al medicamento; en tanto se concluyen los estudios y se obtienen las validaciones internacionales para su uso.

No hay que caer en ninguno de los dos extremos. Alarmar a la población sobre “posibles reacciones” de una vacuna, solo aumenta el escepticismo y la resistencia de cierto sector de la población para vacunarse. Por otro lado, si se comienza a vacunar, brincándose procedimientos indispensables para asegurar la efectividad del medicamento, podría llevarnos a otra crisis con consecuencias no deseadas. 

Hoy, no hay información concluyente ni para oponerse a la vacuna, ni para aplicarla sin ningún control.

Pero, ante el visto bueno y su eventual aplicación, cualquier reacción o consecuencia en la salud de los mexicanos, será culpa de Cofepris.

Elecciones 2021

La designación de candidaturas para el próximo proceso electoral provoca reacciones y rupturas dentro de los partidos. Ahora le tocó al PAN después del proceso interno para elegir candidato a gobernador de Chihuahua, en donde resultó ganadora Maru Campos, alcaldesa de Chihuahua.

Al que le tocó perder fue al Senador Gustavo Madero, quien por medio de Twitter, le informó al presidente nacional del PAN, Marko Cortés, que no lo considerara para coordinar el grupo parlamentario de su partido en el Senado. Vaya pérdida, seguro se han de estar lamentando en la dirigencia nacional.

Sin embargo, esta decisión de Madero, abre la puerta para que el veracruzano Julen Rementería, se perfile para ser el nuevo coordinador de los blanquiazules en la cámara alta. El ex alcalde de Veracruz, ha sido un ferviente crítico del gobierno federal, y esta posición le daría una plataforma sólida para consolidar su proyecto político de cara al 2024.