Una de las máximas de cualquier negocio que se digne de ser capitalista es el retorno de dinero que se le dará a los accionistas. Los accionistas son el grupo de personas que se ha dedicado a invertir su dinero para hacer que la empresa crezca y como recompensa reciben mas dinero de vuelta que si lo hubieran invertido en un banco o en bonos emitidos por cualquier gobierno.

Los accionistas no son buenas o malas personas, solo ponen dinero y quieren verlo “florecer” esto hace que pongan el dinero donde le da más rendimiento. Ninguno de estos accionistas es una “hermanita de la caridad” que regala su dinero para no verlo volver. Si hay algo que no le gusta, vende su acción y la lleva a otro lado, así de fácil.

Leyendo un artículo de la BBC donde entrevistan a Hirotaka Takeuchi, profesor de la Escuela de Negocios de Harvard, habla de la diferencia del capitalismo japonés contra el que tenemos en Occidente.

Japón es un país que es constantemente golpeado por desastres naturales. También han sufrido crisis económicas desde los 90’s y ahora la del COVID-19. La diferencia de los inversores japoneses a los de otros países es que ellos invierten en la comunidad. Puede ser que las constantes crisis que vive este país han hecho que el inversionista japonés sea más sensible y busque el crecimiento de su país y no desamparar a sus paisanos. Pero si lo vemos a la larga, el crecimiento comunitario les trae a estos mismos inversionistas más retorno constante y sumado a través de los años mucho mejor que los crecimientos que se pueden tener en un país con economía tradicional.

Los tres pilares del capitalismo japonés según Takeuchi son: Longevidad, Liderazgo y Empatía.

En Japón hay compañías que tienen mas de 300 años en el mercado, los dueños y los accionistas piensan en la longevidad. El líder de la compañía tiene la voz cantante y este decide para donde mover el barco, no es cuestión de estadísticas sino de bien común. La empatía es ponerse en los zapatos de los otros, en un país tan golpeado por desastres naturales, la solidaridad es algo clave.

No hay país ni economía perfecta pero este modelo ha ayudado a las empresas japonesas y a Japón como país a sobrevivir de manera exitosa lo que le ha pasado al mundo en la pandemia.

Hoy leo en la primera pagina del periódico El Norte el titular de “Huyen Capitales”. Dice la nota que salen del país 13 mil 568 millones de dólares en 6 meses. Según la nota la salida de ese dinero del país tiene que ver con la aversión al riesgo que ha causado el COVID-19 en todos los mercados emergentes teniendo una mayor percepción de riesgo la economía mexicana.

¿Por qué se va ese dinero? Porque los inversionistas piensan que no recuperaran su dinero con la velocidad y los intereses que ellos están buscando. La cancelación de obras, lo que pasó con la cervecería en Mexicali y lo de la política de energías limpias podrían ser causantes de las salidas de dinero. También hay que ver cómo se están moviendo los mercados mundiales. El dinero de los inversionistas se mueve fácilmente cuando se encuentra un mejor destino, ese que le devuelve más dinero en menor tiempo.

No , en México los accionistas no están dispuestos a sacrificar sus ganancias con la idea de mantener viva a la empresa y ganarlas más adelante. Tampoco están dispuestos los empresarios millonarios a pagar más impuestos como lo está dispuestos los autodenominados “Millonarios por la Humanidad” que pueden que se les cobren más impuestos para poder ayudar en la situación de crisis que está el país. A los accionistas de las empresas mexicanas lo que les importa es el retorno de la inversión y las tasas de interés.

Si hubiera un pequeño grupo de inversionistas mexicanos con el estilo de los japoneses, México sería otra cosa desde hace mucho mucho tiempo.