Este martes se dio a conocer en el portal Medio Tiempo el raquítico salario de mil 500 pesos que percibía en Atlas la jugadora Alicia Cervantes. Por este ingreso decidió abandonar su sueño, a pesar de haber sido la mejor goleadora del club con 9 tantos conseguidos durante el Apertura 2017, primer torneo de la Liga MX Femenil.

Curiosamente, casi al mismo tiempo se revelaba en medios europeos que Carlos Peña vendría al Cruz Azul con la promesa de meterse a la bolsa una cantidad cercana a los dos millones de pesos mensuales, lo cual, sin lugar a dudas, demuestra la insultante brecha salarial de género presente en el futbol nacional.

Aunque muchos aficionados y analistas consideran que esta diferencia obedece más a que la Liga Femenil es una competición en “desarrollo”, lo cierto es que las canchas de futbol y de otros deportes son una extensión de la sociedad, con sus respectivos vicios y virtudes. Por lo tanto, la desigualdad en cuanto a ingresos no es un tema particular del balompié, sino que deriva de las profundas diferencias históricas y sociales que prevalecen entre hombres y mujeres, no solo en el país, sino a nivel mundial.

Según datos ofrecidos por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), durante 2017 existió en México una brecha salarial por género equivalente al 18%, es decir, las mujeres tuvieron que trabajar 15 meses para ganar lo mismo que un hombre en 12, sin importar que ambos desempeñaran la misma actividad. No obstante, esto no es privativo de nuestra nación, pues en el plano internacional, por cada 100 dólares que ganaron las mujeres, los hombres obtuvieron 258, según cifras de la firma Accenture.

Para nadie es un secreto que el futbol actualmente ha dejado de ser un simple deporte para transformarse en una mercancía que deja ganancias millonarias a nivel local y global al tener espectadores prácticamente en cada rincón del planeta. Evidencia de las obscenas cantidades manejadas, el fichaje de Neymar al PSG en más de 4 mil 500 millones de pesos durante el verano pasado.

Esta industria -el futbol- reproduce y perpetúa la desigualdad laboral, ya que en México, por ejemplo, ha trascendido que los contratos de las futbolistas tienen un tope salarial de 2 mil 500 pesos, mientras que un jugador masculino llega a ganar hasta 4 millones de pesos (André Pierre Gignac con Tigres). Y ni hablar de las, hasta ahora supuestas, restricciones de género impuestas en los contratos, mismas que van desde despidos por embarazo hasta censura por preferencias sexuales, según relató a diario Marca una jugadora que pidió el anonimato.

Lo anterior fue negado por los clubes y la Federación pese a que en diversos programas especializados hubo trascendidos y voces que apuntaron en el mismo sentido.

Las diferencias en ese ámbito también se presentan a nivel mundial. Mientras que la brasileña Martha Vieira, la mejor pagada del planeta, percibe cerca de 57 millones de pesos anuales, casi todo por concepto de patrocinios, Cristiano Ronaldo ingresa más de un mil 700 millones de pesos en el mismo periodo, esto de acuerdo a la lista de Forbes de los 100 deportistas mejor pagados del 2017, en la que solo aparece una mujer: Serena Williams, y quien ni siquiera se ubica dentro del Top-25.

Por ello, el romper la brecha salarial de género es un tema que la Femexfut debe resolver cuanto antes, pues el análisis no debe quedarse únicamente en que las jugadoras no ganan lo mismo que los hombres debido a que el negocio del futbol masculino está más desarrollado, lo cual es claro, pero también es una realidad que la primera temporada de la Liga MX Femenil resultó un éxito, así lo prueban las más de 35 mil almas que se dieron cita para ver la Serie Final entre Chivas y Pachuca.

Además, en octubre pasado se dio a conocer que Fox Sports adquirió los derechos televisivos de Chivas, Pachuca, Monterrey, León, Xolos y Santos, hecho que permitió a los citados clubes ingresar a sus arcas cuantiosos recursos, que no han sido repartidos a las protagonistas del espectáculo, pues ellas continúan bajo los mismos contratos como el de Alicia Cervantes.

Si la Femexfut desea incentivar el crecimiento de la Liga MX Femenil en todo sentido, deberá obligar a los clubes a que paguen un salario digno a las futbolistas, pues es inadmisible que más jugadoras tengan que abandonar sus sueños en un país que de por sí se los prohíbe por el solo hecho de ser mujeres.

Finalmente, vale decir que la Asociación Mexicana de Futbolistas Profesionales también cae en reproducir la injusticia laboral que viven las mujeres, ya que esta organización sí alzó la voz cuando se supo que Oswaldo Alanís estaría congelado -percibiendo un gran sueldo- por seis meses, mientras que por Cervantes, quien de igual forma es una afiliada a la Federación, ni siquiera han enviado un mensaje a través de redes sociales.