Este domingo el país sudamericano celebró comicios electorales con el fin de renovar al presidente de la república que en este momento es Cristina Fernández de Kirchner, al vicepresidente, 24 senadores, 130 diputados nacionales y 11 gobernadores provinciales. El clima electoral pareció ser favorable para llevar a una contienda limpia y con los menores sobresaltos.

En el momento en que escribí esta columna los colegios electorales se había cerrado para iniciar el conteo de los votos, de tal forma que no me es posible reflejar los resultados preliminares; sin embargo, la pretensión principal de este texto es mostrar el panorama que los votantes argentinos pudieron o no considerar a la hora de depositar su voto.

En primer lugar encontramos la crisis que vive Argentina desde el año 2012 ?pero que inició en 2001-, esta es una crisis financiera que lentamente ha generado mayores consecuencias a nivel político y a nivel social, para muchos esta crisis es una herencia de la propia Cristina Fernández quien no perdió la oportunidad en estos últimos meses de culpar a sus opositores ?que también son de su candidato- de la creciente crítica por parte de la opinión pública respecto al monumental déficit fiscal y a la baja cantidad de reservas monetarias del país.

En segundo lugar encontramos una oposición social aún más severa que realiza cuestionamientos tajantes sobre la sospechosa muerte del Fiscal Alberto Nisman quien aseguró que contaba con las pruebas definitivas del vínculo entre Cristina Fernández y representantes del gobierno iraní, quienes habían negociado el levantar las alertas rojas de la Interpol para detener a miembros del grupo terrorista Hezbolá acusados de perpetrar el atentado contra la comunidad judía de la AMIA en 1994.

En tercer lugar encontramos un elemento favorable para el candidato oficialista, y es que encuestas recientes demuestran que a pesar de las condiciones sociales, económicas y políticas por las que atraviesa Argentina, la jefa del ejecutivo Cristina Fernández goza de una popularidad clara y convincente; en el año 2011 contó con la aprobación del 52% de los votantes y hasta el mes pasado su popularidad rondaba el 40% de aprobación.

Sólo queda por decir que el panorama electoral dibuja la posibilidad de que exista una segunda vuelta ? a pesar de que el candidato oficialista haga todo por evitarlo- sin embargo a pesar de estar prohibidas las encuestas de salida en Argentina hasta 3 horas después del cierre de los colegios electorales; las tendencias aseguran que no existe una mayoría clara para alguno de los candidatos, de tal modo que el futuro de Argentina se decidirá en próximos comicios.