Se supo en todo México que 2 jóvenes masculinos se disfrazaron de personas de la 3a edad para poder ser vacunados, y poder luchar, metafóricamente, desde sus trincheras, contra la pandemia del 2020 para la cual no hay un fusil efectivo, hasta ahora.

Y claro que estos 2 jóvenes cometieron una falta administrativa al falsificar sus documentos de identidad, la cual se está desvaneciendo mundialmente de manera muy inexplicable, pero hay que considerar que esa falta es equiparable a la que muchos pacientes afiliados al IMSS cometían en la época que yo era residente de Pediatría, a principios del siglo XXI, engañando al sistema para ocultar dicha afiliación, y para ser atendidos en hospitales de la Secretaría de Salud, hasta de trasplantes de órganos, quitándole esa oportunidad a pacientes del pueblo mexicano que no tenían IMSS, y que la necesitaban más: leer artículo sobre un sueño llamado IMSS.

Desde un punto psicológico

Pero analizando exclusivamente desde un punto de vista psicológico éste suceso de disfrazarse, los 2 jóvenes actuaron bajo una presión mental que llega a los límites del mismo pánico, si, el mismo pánico que genera escuchar todos los días las estadísticas de mortalidad por covid-19 en las noticias, el mismo pánico que genera enterarse que a un Magistrado de la Corte en Durango “alguien” le desconectó el ventilador con la finalidad de justificar que podía morir por covid-19 sin secuelas legales, y el mismo pánico que genera todos los días escuchar que gente joven muere por covid-19 sin haber tenido síntomas clásicos, yo mismo supe del caso de un joven de menos de 50 años que llegó a un hospital por dolor de pecho, y 2 días después le entregaron su cuerpo en una bolsa a sus familiares, sin poder verlo, y con diagnóstico de causa de muerte en primer lugar: covid-19... claro que todo esto genera pánico.

Pánico

Yo comparo éste pánico que sintieron los jóvenes que se disfrazaron para vacunarse contra covid-19, con el pánico que sintieron los prisioneros del campo de concentración Sobibor, durante la Segunda Guerra Mundial, del cual hay una película homónima, tanto judíos como soldados rusos, al planear escapar de dicho campo con el riesgo que corrían al salir corriendo de pisar minas y morir (vacunarse disfrazados), o quedarse en el mismo campo y morir si son elegidos para ingresar a las cámaras de gas (no vacunarse), y al final, los prisioneros rusos y judíos decidieron asesinar a los nazis que custodiaban la entrada de Sobibor, salir corriendo, y, algunos, si, desafortunadamente, pisaron esas minas.

El delito: disfrazarse

Finalmente, y ahora desde un punto de vista exclusivamente humanitario, quizá el único delito que cometieron estos 2 jóvenes al disfrazarse, fue no haber tenido el dinero suficiente para irse a vacunar a los Estados Unidos contra covid-19, donde vacunan a todos los seres humanos sin restricciones de edad ni de trabajo privado en salud, y donde si tuvo la oportunidad de vacunarse el conductor Juan José Origel, también, por pánico (artículo al respecto en SDP Noticias: Enero 30, 2021).