Lorenzo Meyer, un hombre brillante, dice en su artículo publicado este jueves en los diarios del Grupo Reforma que “en temas de interés público todos deberíamos de tener plena libertad de opinar y apoyar o disentir de las opiniones de otros”.

 

En su texto, el historiador Meyer defiende a Pedro Ferriz de Con, de Grupo Imagen, y se defiende a sí mismo.

 

Empiezo por el caso del señor Lorenzo Meyer. Este académico, hace dos años en el programa de radio de Carmen Aristegui, opinó algo sobre el director editorial de Milenio, Carlos Marín. No hubo ofensas contra Marín ni mentiras. Meyer simplemente opinó, en pleno uso de sus derechos, sobre una grabación telefónica en la que se mencionaba al periodista de Milenio. Opinó, por cierto, en el momento mismo en que se hizo pública la grabación. Pero Marín, otro opinador profesional, se sintió lastimado y demandó, por la vía civil, al colaborador de Reforma. Por fortuna, no ha sido exitosa la demanda de Carlos Marín contra Lorenzo Meyer.

 

Vayamos ahora a la defensa que Meyer hace de Ferriz. Recordemos que Pedro Ferriz fue despedido, por los directivos de Grupo Imagen, de la conducción del noticiero estelar de TV de Cadenatres.

 

Lorenzo Meyer opina, basado en una mala nota periodística, que a Ferriz se le despidió por haber criticado a Enrique Peña Nieto. Es falso. Esto es, sí criticó a Peña, pero no se le echó de la TV por eso. Si fuera el caso, Ferriz habría quedado excluido de otro espacio en Grupo Imagen, más relevante que el de Cadenatres, el de su noticiero principal de radio.

 

Me tomé la molestia de investigar qué pasó con Pedro Ferriz, es decir, de preguntar por qué se le había quitado un programa de televisión y se le había dejado uno de radio. Lo que ocurrió fue que sus patrones decidieron castigarlo porque ya no aguantaban su altanería.

 

Como solo querían castigar a Ferriz, no a la empresa, le quitaron un cargo y, por lo tanto, parte de su sueldo, pero no el programa de radio más rentable que hay en México. Todo el mundo admite que ese programa es económicamente exitoso porque Ferriz hace muy bien su trabajo, que no solo es periodismo: él ofrece a sus audiencia, integrada por personas conservadoras de alto poder adquisitivo, noticias y comentarios, sí, pero también, y sobre todo, show.

 

Respeto la opinión de Lorenzo Meyer. Pero creo que carece de información y aun de lógica. Porque si a Peña Nieto le molestaba Pedro Ferriz, al que seguramente escuchaba más en radio que en TV, pues le va a seguir molestando porque el señor Ferriz ahí sigue.

 

¿Por qué dejó Ferriz su columna en Excélsior? Por berrinche. Pero esto es irrelevante ya que al famoso comentarista de radio muy poca gente lo leía en el mencionado periódico.

 

Desde luego, a nadie se le debe molestar por sus opiniones. Así que no es mi intención molestar a Lorenzo Meyer, un hombre al que admiro. Menciono su caso porque es un buen ejemplo de que hasta el historiador más cuidadoso cae en errores cuando analiza hechos recientes.

 

Un historiador, y Meyer lo es, y de los buenos, sabe que antes de calificar de “histórico” un evento hay que esperar que pasen los años, de preferencia muchos años.

 

Hace unos 15 días, Meyer dijo que el proceso electoral presidencial de 2012 iba ser conocido como la “elección Soriana”. Hoy sabemos que no es así. Porque, para empezar, la denuncia basada en las tarjetas Soriana es mucho menos ruidosa y relevante que la denuncia por las tarjetas Monex. Además, parece que hasta los denunciantes ya no quieren mencionar a Soriana porque han entendido que por ahí no hay nada. Es decir, que se trató de una metida de pata o de un engaño que no provocará problemas a Soriana y que no podrá ser tomado en cuenta, ni con seriedad ni con falta de seriedad, por los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

 

Por lo que se ve, las únicas tarjetas que importan, por lo tanto las únicas sobre las que se debate, son las de Monex, no las de Soriana. Pero ni siquiera esto autoriza a decir que la de 2012 será conocida como la “elección Monex”.

 

Los historiadores inteligentes, como el señor Meyer, entienden que no hay modo de saber qué se pensará en el futuro sobre los hechos de hoy. Quien quite y a la elección de este año se le conozca como la elección Heineken o Cruyff. ¿Por qué? No lo sé, eso lo sabrán los historiadores del año 2080. No veo tan lejos. Pero, bueno, sí percibo que en 2012 ya era holandesa una parte de nuestra industria cervecera, la de Monterrey, y, por si no fuera bastante, se holandizaron las Chivas del Guadalajara. Algo tuvo que haber influido esto en los votos que faltaron o sobraron en dos grandes ciudades mexicanas. Digo, las pruebas podrían estar por ahí. Y si están, ya saldrán. ¿De Ámsterdam llegaron a México órdenes para manipular al IFE? Qué lío. Pero esto lo discutirán otros, los que vengan después, no nosotros .