Para desgracia de los fanáticos de Samsung, este martes la compañía tuvo que cancelar totalmente la producción de los Galaxy Note 7 por cuestiones de seguridad, al no poder controlar el riesgo de que las baterías de los dispositivos pudieran explotar en cualquier momento.

Las baterías de ión de litio usadas por Samsung, producidas por varias otras compañías, entre ellas su filial Samsung SDI, son del tipo recargable que utiliza diversos materiales, uno con iones positivos (el cátodo) y otro con iones negativos (el ánodo).

Estos iones se desplazan en una dirección en el momento de la carga, y en sentido inverso cuando se descargan, al ser usadas. Estos dos conductores, no deben estar en contacto, por lo que los fabricantes insertan separadores.

Desgraciadamente, la reacción química que permite que funcionen las baterías también crea calor. Una sobrecarga del artefacto, o una carga demasiado rápida, puede provocar fuego. 

Samsung admite que algunas partes de la batería que nunca debieron entrar en contacto sí lo hicieron debido a un "muy inhabitual error en el proceso de producción". 

La carrera hacia mejores resultados para incrementar la autonomía de una batería, en un mercado muy competitivo, puede conducir a resultados inesperados. 

No es la primera vez

El incidente de las baterías explosivas se han producido combustiones en diferentes productos, como los portátiles Sony Vaio, bicicletas eléctricas o incluso en componentes de los aparatos de aviones Boeing Dreamliner.

Cada año se producen millones de baterías de ión de litio, y la proporción de las que son defectuosas es pequeña.

Con información de AFP.