Aunque las identidades de estos hombres permanecen en el anonimato, la historia contada a través de fotografías está dando de qué hablar en redes sociales.

Al parecer, al padre le pareció encantador tomarse fotografías con su hijo por 30 años para inmortalizar su desarrollo, pero las imágenes nos muestran cómo, conforme el niño crece, se va pareciendo cada vez más a su progenitor y este parece no envejecer tan rápido.

Además, de 1987, año en que empezaron a tomarse las fotos, que por cierto están en blanco y negro y donde ambos salen sin camisa, la tradición continuó, pues a lo largo de los años aparece la otra descendecia: su nieto.

Fotos: Tomadas de imgur.com/gallery

Con información de Metro.