Pese a ya no presentarse en las arenas con cierta

regularidad, Lizmark sigue vigente en este deporte pero ya es inminente

su retiro del pancracio nacional y se dará con una función de despedida

el próximo 4 de julio en la Arena Coliseo del Distrito Federal, para

culminar sus 33 años de carrera luchística.

"Debuté en una

segunda lucha y desde ese día ya era una estrella porque el público me

alabó y me acogió muy bien; al año me mandaron a México a continuar en

la Arena de la Doctores y ahora me voy siendo una gran Leyenda", indicó

el oaxaqueño.

Aunque en dos ocasiones anteriores, el oaxaqueño

aseguró que se retiraba de esta disciplina por contar con un problema

en el corazón, la realidad es que a sus 59 años sigue demostrando su

talento sobre los cuadriláteros y con la meta de entrenar al heredero

de la dinastía Lizmark.

"Todo lo tuve en mi tiempo, ahora no

puedo decir que desenmascararé a alguien, porque siempre lo hice en

plenitud de mis facultades físicas y no me voy con la derrota. Sé que

puedo seguir haciendo la cosas, por lo que me voy con mi máscara", dijo

el luchador, quien desde mayo del 2007 no hace mancuerna con su hijo,

Lizmark Jr.

El Geniecillo Azul hizo una pausa a su trayectoria

luchística al dedicarse al gimnasio que tiene en el Puerto de Santa

Lucía, lo cual hizo creer a su afición que ya se había retirado, pero

meses más tarde se incorporó a las filas de la AAA en 1992.

"Ya

estaba retirado y dedicado a mi gimnasio en Acapulco y Antonio Peña

quiso que ingresara a su empresa, que reapareciera tras varios meses de

ausencia, aunque yo nací en el CMLL por el sistema de lucha, pero no me

sentí muy a gusto, y me regresé al Consejo", dijo.

La época de

oro del gladiador fue entre 1970-1990, años en los que de la mano de

Atlantis, Aníbal y Huracán Ramírez realizó sus famosos vuelos desde la

tercera cuerda, muy al estilo de los clavados de la Quebrada.

"La

lucha libre la comparo con la vida de un torero, porque aunque lo

cornee el toro, sana y vuelve, lo mismo cuando una lesión te retira,

quieres sentir el calor, el aplauso, los gritos de los aficionados y

eso te da muchas ganas de seguir en esto, la recompensa es el apoyo del

público pero ya es tiempo de decir adiós", finalizó el científico,

quien señaló que fue de los primeros en realizar el estilo aéreo que

ahora muchos ídolos jóvenes realizan.