(He sido muy duro con Enrique Peña Nieto y lo seguiré siendo. Lo aclaro para que se entienda que este texto no es una defensa del novio de La Gaviota, sino una crítica a la que, pese a todo, sigue siendo la mejor publicación semanal de análisis político en México)

En la parte inferior de una gran fotografía de Peña Nieto y de su novia Angélica Rivera, la portada de la revista Proceso de esta semana dice: "Estado de México. Narco, amor y espionaje". Esta última palabra tiene el doble de tamaño que las otras. Es decir, el lector entiende, de inmediato, que Peña Nieto es un espía que escarba en las vidas ajenas para proteger su relación con La Gaviota y, sobre todo, servir a las mafias del narcotráfico.

Cuando, el domingo temprano, vi en un Sanborns el mencionado semanario, de inmediato lo adquirí. Ya habían aparecido en los diarios, sobre todo en Reforma, noticias sobre exagentes del Cisen arrestados que fueron sorprendidos grabando conversaciones de muchos políticos, excepto de Enrique Peña Nieto, algo que, por supuesto, hacía aparecer al gobernador mexiquense como sospechoso de haberlos contratado para investigar a sus rivales en la lucha por la Presidencia en 2012.

Entregué a la vendedora de Sanborns los 35 pesos que cuesta al público Proceso, y entré al restaurante del establecimiento para leer la revista, lo que hice mientras consumía un jugo de naranja y una taza de café. La publicación fundada por Julio Scherer no me iba a decepcionar (normalmente no lo hace) y pensé en pedir a Víctor Hernández, o en hacerlo yo mismo, difundir las actividades de espionaje de Peña Nieto en www.sdpnoticias.com. Porque el espionaje era, desde mi punto de vista, lo relevante del reportaje: su relación con La Gaviota aburre desde hace rato y, de plano, han dejado de ser nota las informaciones de "testigos protegidos" o de otras personas, presentadas en averiguaciones previas de la PGR, de que gente cercana a un gobernador esté relacionada en alguna forma con el narco.

Qué mal me cayeron el café y el jugo de naranja. Desde la presentación del reportaje entendí que Proceso, en su portada, había mentido. La cito para que no queden dudas:

""Un grupo de exempleados de servicios de inteligencia gubernamentales son llevados a juicio tras haberse descubierto que realizaban actividades de espionaje político. El contexto: la contienda rumbo a 2012. Detenidos el año pasado, fisgoneaban en las vidas públicas e íntimas de alcaldes, legisladores, gobernadores, secretarios de Estado..., pero con una inquietante excepción: evitaron husmear en la vida de Enrique Peña Nieto, el priista que ansía la silla presidencial. Esta era la versión de la PGR. Pero es otra la que sostienen los espías --todos exagentes del Cisen-- encarcelados. Aseguran que actuaron por órdenes de Los Pinos y que sí espiaron al gobernador mexiquense, e incluso a su prometida, la actriz Angélica Rivera".

Es decir, la única novedad en Proceso era que, contra lo afirmado, Peña Nieto no actuaba como espía, sino como espiado desde el gobierno federal. Pero la portada del semanario claramente sugiere lo contrario. Burda manipulación periodística.

Los editores formados por Julio Scherer tendrían que disculparse con el gobernador del Estado de México o, al menos, publicar una aclaración explicando por qué dijeron lo que no quisieron decir al publicar, en grandes letras, debajo de una enorme foto de los Gaviotos: "Estado de México. Narco, amor y espionaje".

La verdad de las cosas es que, con esa clase de ataques, Peña Nieto se fortalece. En www.sdpnoticias.com nos equivocamos varias veces al día. Nos justificamos diciendo que somos muy pocos, lo que es cierto, y que cuando nos damos cuenta rectificamos. Pero que caiga en estas cosas, además sin admitirlo, una estructura periodística tan consolidada y del tamaño de Proceso, no tiene nombre.