Al dirigente del Partido del Trabajo, Alberto Anaya, lo considero un apasionado seguidor de los principios de la izquierda. Creo que inclusive exagera y hasta se equivoca al defenderlos.

Desde que lo conozco, hace ya muchos años, el único discurso que le he escuchado a Anaya es el de que su partido, el PT, puede establecer alianzas con cualquiera, excepto con la derecha, es decir, el PAN.

Esa tesis ha justificado una importante cantidad de coaliciones que el PT ha hecho con el PRI.

Ahora, al parecer, Anaya y el PT han aceptado, como el PRD y Convergencia, una alianza con Acción Nacional en Oaxaca.

Ese es un error. Si Alberto Anaya y los otros petistas lo corrigen, saldrán fortalecidos. Si no lo hacen, quedarán entre aquellos que, como Groucho Marx, andan por la vida diciendo: "Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros".

¿Qué debe hacer el PT? En mi opinión, aprovechar la oportunidad y convertirse, a partir de Oaxaca, en el partido de Andrés Manuel López Obrador. Es decir, el que hará de AMLO su candidato a la Presidencia en 2012 al margen de lo que decidan o no hacer Convergencia y el PRD.

Para lograrlo, el PT debe abandonar de inmediato la alianza con el PAN y postular a un candidato distinto a la gubernatura oaxaqueña. Después, pedirle a López Obrador que apoye esa candidatura.

Casi seguramente el candidato del PT no ganaría los comicios en Oaxaca, pero haría algo mucho más importante: mantener los principios. Y además pondría al Partido del Trabajo en una posición de ventaja de cara a las presidenciales de 2012, ya que sería el primer instituto político en contar con un candidato presidencial fuerte: Andrés Manuel.

¿Qué AMLO como candidato solo del PT obtendría solo el 20 por ciento de los votos y se quedaría, por tanto, lejos de la victoria en 2012? Si ese es el precio por mantener los principios, que se pague.

Conozco a López Obrador y sé que no le obsesionan las victorias electorales. Si una obsesión tiene es la de ser fiel a sus principios.

Desde luego, para el PT lograr un 20 por ciento de los votos en una elección nacional sería simplemente extraordinario. Nunca ha estado ni siquiera cerca de una votación tan grande. Quedaría, así, convertido en el tercer partido político de México, por encima del PRD.

Al margen de los principios de izquierda que los petistas defienden, para ellos sería un negocio redondo alejarse hoy de la alianza con el PAN en Oaxaca, postular en esa entidad a un candidato lopezobradorista y después ir a las presidenciales de 2012 con López Obrador.

¿Cuántos votos obtendría un candidato del PT apoyado por López Obrador en Oaxaca? Tal vez el 10 por ciento, tal vez menos. No importa. Lo relevante es decir no al vulgar pragmatismo del PRD y de Gabino Cué.

¿López Obrador apoyaría a un candidato del PT en Oaxaca? Está obligado a hacerlo. Ya no debe permitir que lo pisoteen líderes mediocres como Jesús Ortega y Manuel Camacho. Debe hacerlo, no por él, sino por sus millones de seguidores. Ya estuvo bueno, Andrés, de que se burlen de nosotros. No lo permitas, ya no.