¿Alguien piensa, de que en el remoto caso de salir campeón del mundo México en futbol, la afición de algún país, eliminado por el combinado tricolor, saldría a la calle a rendirnos tributo? NO, y quien diga lo contrario no sabe ser un buen aficionado, ni siquiera a nivel promedio.

Esto ya lo vimos en la Ciudad de Doha, en Qatar, donde un mexicano iba corriendo tras el vehículo donde se trasladaba el flamante campeón mundial con su merecida Copa FIFA, tratando de ofrendar un sombrero de charro a la escuadra del cómo sur (pobrecito, no hay la suficiente cultura futbolística en México), y que fue rechazado de patética manera, insultos incluidos.

Que bueno, repito, que bueno que fue así, porque el aficionado mexicano al futbol está, todavía, muy desubicado: canta el cielito lindo por cuatro pases acertados, grita por el cese del director técnico por dos partidos malos, tiene una mentalidad malinchista y colonizada y cree, a pie de juntillas, que todo lo extranjero en ese deporte es mejor que en México, aplaude (en ocasiones) a sus verdugos y agrede a sus aliados.

Expresiones de este extravío no son pocas, un ejemplo es el canto ese, ya viejo y quizás nunca merecido de: “¡el chucky Lozanooo, el chucky Lozanooo!”, a un futbolista que fue campeón en Italia con el Nápoles (siendo banca) y que todavía vive de un gol (Rusia 2018) a la Alemania más flojita de la historia, una que Corea del Sur le puso un baile y que todavía en 2022 no salía de ese bajón, quedándose por segunda vez consecutiva en la fase de grupos de un campeonato mundial.

Los señores David Faitelson y Luis García se atreven a criticar a la afición de los Rayados de Monterrey por apoyar a su equipo silbando a Lionel Messi. Señores, eso se debe de FELICITAR, se llama “EJERCER LA LOCALÍA” se trate de quien se trate. Y que no equivale a desconocer los enormes talentos, méritos y blasones del rival (cualquiera que este sea; ya acabarán los 90 minutos y habrá tiempo de sobra para aplaudirles).

Me extraña más de Luis García, que jugó en los mejores equipos de México y España, y en Selección Nacional dos copas del mundo. De Faitelson no, dado que difícilmente atine a patear una corcholata en el suelo mientras camina por alguna calle.

Pero ambos son comentaristas del futbol de lo más cribado en habla hispana y mexicanos y lo que menos deben hacer es confundir más al atribulado aficionado mexicano que da tumbos cual bebé en pañales que da sus primeros pasos.

Aprendamos a ser buenos aficionados pues, como ya dio una muestra que sí se puede la afición del Monterrey, y la han dado la de otros clubes también, pero que está aún lejos de permear en cuanto a Selección Nacional Mexicana se refiere.